14 junio 2006

Pobreza y medios

por pedro pesatti - pesatti@hotmail.com

Rosas Vieille es una periodista chilena que trabaja en los grupos de formación de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica. Durante su paso por nuestra ciudad nos concedió una entrevista para dialogar en torno al rol de los medios y de la actualidad política de su país.



Docente de profesión, Angélica Rosas Vieille entiende la tarea periodística como un trabajo que debe enfatizar, por sobre todas las cosas, la apertura de espacios de diálogo y expresión de la comunidad. Plantea la necesidad de una mirada distinta para oponerse al discurso de los grandes medios cuya gravitación resulta clave para sostener un estado de inequidad y pobreza que favorezca a los grupos económicos dominantes. Vive en Chiloé y en la radio comunitaria Estrella del Mar ejerce diariamente su labor periodística.

-¿Cuál es el motivo de su presencia en Viedma?

-Yo formo parte de un proceso de formación de la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica -ALER- e integro un grupo de compañeros que estamos a cargo de recorrer cuarenta radios afiliadas a esta organización en toda América Latina. Nuestra búsqueda, muy resumidamente, pasa por mirar a las radios desde su perspectiva política, desde su proceso educativo, desde su proceso comunicacional, pero sobre todo apuntando al proyecto político comunicacional de cada emisora. Es un proceso que dura una semana y que gira en torno a la producción de sentido de cada radio, a la forma en que las radios abordan el tema de su incidencia en la comunidad y también de qué manera éstas se relacionan con la gente.

-En nuestro país está en discusión la reforma de la Ley de Radiodifusión, que data de la última dictadura militar. ¿Cuál es la situación de Chile en este mismo campo?

-No tengo precisiones en relación con la situación actual, pero la cuestión de las redes comunitarias en Chile, ciertamente, demuestra que nunca lograron ser reconocidas porque la ley no les permitía actuar de manera sustentable. No se podía trabajar, por ejemplo, con publicidad, por lo tanto era insostenible el funcionamiento de una radio comunitaria. Aquéllas que lograron tener una frecuencia legal debieron sortear un trámite excesivamente complejo, que a la vez demandaba una gran inversión de dinero y que a la postre no tenía ninguna razón de ser. Hoy en día las radios comunitarias que lograron acceder a una frecuencia legal son muy pocas. El resto, la mayoría de las radios comunitarias, son ilegales y si alguien las denuncia el Estado debe clausurarlas. El modelo radiofónico claramente beneficia a las radios comerciales que en Chile tienen mucha fuerza, mucho dinero, en un dial, por otra parte, virtualmente colapsado.

-Argentina también reconoce un enorme problema de concentración de medios en muy pocas manos y creo que es una tendencia en todo el mundo.

-Nuestros países no escapan a los grandes monopolios de la información que estandarizan un mismo lenguaje y promueven una forma de mirar el mundo que no compartimos. Estos medios exacerban el éxito, el consumismo, una forma de mirar la vida que tiene muy poca relación con los problemas reales y de fondo de la gente.

-¿Este tema forma parte de la agenda del Gobierno y de la sociedad chilena?

-Existen sectores que están muy preocupados por el rol que tiene los medios de comunicación en una sociedad democrática, pero la verdad es que muchas veces resulta imposible luchar contra las grandes cadenas televisivas. Por empezar todas son iguales, todas opinan lo mismo y todas responden a los mismos intereses. La gente se acostumbra a consumir este tipo de medios y francamente cuestionan muy poco la información que les brindan. La sociedad, finalmente, se acostumbra a actuar en la dirección que estos medios le proponen.

-En nuestro país, en los últimos tiempos, hay una corriente política muy fuerte que atraviesa transversalmente la mayoría de los partidos y que sostiene que el modelo chileno debiera ser imitado. ¿Usted qué nos aconsejaría en un momento donde observamos una enorme movilización estudiantil que está sacando a luz muchos problemas que parecía que en Chile no existían?

-Hay muchos que deben pensar que este problema apareció ahora, pero realmente viene desde lejos. Ustedes se enteran recién ahora, por ejemplo. Bien, esto demuestra a las claras de qué manera los grandes medios ocultan problemas de fondo, como el de los estudiantes chilenos, que existe desde hace años. Lo que pasa es que ahora sus demandas han logrado convocar al país completo y ya no es tan fácil, para estos medios, silenciar el asunto. Por empezar creo que estamos ante un proceso de participación de los jóvenes que debe llenarlos de alegría pues, entre otras cosas, ha servido para despertar a los adultos que hasta ahora parecían ajenos al problema. Las demandas de los estudiantes, además, no pasan por salir a la calle a tirar piedras como muestran las imágenes de la televisión que ustedes deben haber observado en Argentina. Claramente pasan por otro lado, aunque los grandes medios estén limitando la información a los fines de que todo el mundo piense que en Chile no pasa nada. Los reclamos de los estudiantes son estructurales: se pide la derogación de una Ley de Educación promulgada por Pinochet un día antes de dejar el poder. La misma establece el predominio del mercado en la educación y una muy alta segregación de los establecimientos que ha provocado un fuerte deterioro en los colegios públicos.

-¿Esto significa que la situación de Chile ha variado muy poco con la democracia?

-No. Yo no desconozco los pasos que hemos dado en los últimos años. No sé, por otra parte, si la democracia es todo lo que uno idealiza. Pero hay cosas evidentes que indican que hemos avanzado. Por empezar, hoy se puede andar por las calles de Chile mucho más tranquilo que antes. En este punto pienso que los medios tienen un rol importantísimo para no excluir a la gente del proceso democrático pues la democracia necesita la inclusión de todos. A la gente no se le muestra la pobreza, pero sí los índices económicos que dicen muy poco. De tanto insistir sobre las bondades de los grandes números, de los factores macroeconómicos, a veces nos quedamos con la mirada de que todo está bien. Para quienes trabajamos en los medios alternativos la mirada debe pasar por otro lado. La pobreza está allí. Tal vez, hoy día, con otros rostros y con otras características con respecto a veinte años atrás. Pero la injusticia existe, y cuando vemos a los estudiantes reclamando para que no les pidan a sus padres un pago mayor por su educación, estamos viendo de qué manera se manifiestan las situaciones de injusticia. El aspecto positivo, como le he dicho, es la gran movilización que los estudiantes provocaron en la sociedad chilena y que seguramente nos permitirá avanzar un poco más.

-En materia de derechos humanos el Gobierno de Bachelet parecía que aplicaría una enérgica política que hasta ahora no se ha manifestado. Todo indica, a mi juicio, que no habrá grandes diferencias de su gestión en relación con la de quienes la precedieron.

-La lucha en materia de derechos humanos va a seguir avanzando en mi país con Bachelet o sin Bachelet. Los gobiernos de la Concertación han dado pasos importantes pero no del todo significativos, aunque hay que tener en cuenta que estamos ante procesos de largo aliento. Años atrás la confrontación para nosotros era más importante, pero hemos advertido que estamos viviendo un tiempo donde debe primar la actitud del diálogo por sobre todas las cosas. En este sentido hay un discurso del Gobierno que está bien, pero no significa que con ello alcance para cerrar las heridas. Yo sigo insistiendo -en éste como en otros puntos relevantes de la política chilena- que la mirada a través de los medios es muy sesgada y que en nada contribuye a profundizar el proceso democrático.

-¿Quiénes monopolizan los grandes medios de su país?

-La televisión está vinculada a los grupos económicos de la derecha, como sucede en todas partes, y que responden al modelo del éxito y del consumismo. Son, a decir verdad, los dueños del país. Una parte de la sociedad chilena los identifica claramente y sabe qué intereses alientan, pero creo que como consecuencia de la concentración, del monopolio y del enorme poder que ejercen, estos grupos logran que el pueblo termine creyendo lo que dicen. En una palabra: logran que todos pensemos que el mundo está así y que no hay nada que pueda cambiarlo.

-Hoy, mientras le hago esta nota, en mi país se festeja el Día del Periodista. ¿Cuál es para usted la función de un periodista en los contextos que hemos estado analizando?

-En primer lugar quiero advertirle que yo no soy una periodista en el sentido corriente que tiene esta palabra, aunque me agrada cuando me llaman así pues eso dice mucho desde la perspectiva en que nosotros nos planteamos la comunicación. En Chiloé, en mi radio Estrella del Mar, nos hemos propuesto abrir canales de expresión para la gente y creo que ello define lo que entendemos como el trabajo periodístico por excelencia, más allá de los títulos que uno pudo haber obtenido en la universidad. Debemos construir espacios de encuentro para hablar de lo cotidiano y desde los sentimientos, de las formas en que cada uno se enfrenta al mundo sin ocultar lo que diariamente se intenta silenciar en beneficio de unos pocos.

http://www.noticiasnet.com.ar/d13_06_06_la_pagina_de_mirar.htm