26 mayo 2006

Las radios comunitarias luchan por otra forma de comunicar.

En la Argentina existen alrededor de 70 radios comunitarias sin fines de lucro que intentan comunicar lo que otros medios callan. Surgieron para restablecer el diálogo democrático perdido durante la dictadura militar y luchan para que el Estado las reconozca como emisoras legales.

Al ser radios de baja potencia buscan otra manera de comunicar, diferente a la que manejan los medios tradicionales. Porque para estas emisoras pequeñas las ganancias se ven reflejadas en el diálogo que establecen con el barrio y en la problemática de las personas de los sectores más populares, quienes no tienen voz en los medios masivos de comunicación.

Poco les importa el raiting porque su lucha, justamente, es por ser una alternativa al discurso homogéneo de los medios y al tratamiento de la información. Si bien son independientes y no pueden competir con las radios de alcance nacional, a la hora de cubrir una noticia relacionada con el barrio o la zona desde la cual transmiten, es donde marcan la diferencia.

Las radios comunitarias al estar organizadas por asociaciones y cooperativas sin fines de lucro no se las reconoce legalmente, debido a la vigente Ley de Radiodifusión 222/8, firmada durante la última dictadura militar. "Son mucho más legítimas que legales porque la sociedad las elige como medios de comunicación", afirma Gastón Montells, Director de FM La Tribu (radio comunitaria creada en el 89´ por alumnos de la UBA).

Ante el reclamo de estas radios, La Corte Suprema de Justicia declaró inconstitucional, el año pasado, la prohibición a este tipo de organizaciones acceder a licencias de radios. También se modificó la ley mordaz (artículo 45 de la Ley de Radiodifusión) que establecía dos años de prisión para las radios ilegales. No obstante, continúan teniendo un permiso precario y provisorio otorgado por el Congreso de La Nación, hasta que cambie la legislación.

La palabra "participación" cumple un papel fundamental en el proceso de comunicación comunitaria. El vecino, el oyente, tiene una participación activa. Montells comenta al respecto: "La Tribu está formada por un montón de gente que como oyente se acercó, y durante el proceso de construcción de la radio, fue incorporada en el espacio de toma de decisiones" .

Estas radios garantizan la libertad de expresión y el diálogo democrático. Con la aparición de los multimedios, son pocas las empresas que se encargan del tratamiento de la información. En relación al tema, Eduardo Najera, directivo de la radio FM Bajo Flores, opina: "En las últimas décadas en la Argentina hubo una fuerte concentración de la comunicación en los grandes medios. Grupos como Clarín manejan la información. Creemos que otra comunicación es posible. Pensamos que la comunicación tiene que tener al vecino, al que escucha no como un objeto, sino como un sujeto" .

Najera también cuenta que FM Bajo Flores surgió de un grupo comunitario que organizaba ollas populares durante la crisis del Gobierno de Raúl Alfonsín. Luego comenzaron a trabajar en el área de la comunicación: primero fue un boletín, y después apareció la idea de una radio abierta y comunitaria. El problema principal en el barrio de Flores es la falta de trabajo. Frente a esta demanda la FM trabaja en proyectos de educación popular y está atenta a las necesidades del barrio.

El fenómeno de las radios comunitarias se da a nivel mundial, y a través de ALERC (Asociación Latinoamericana de Radios Comunitarias) y FARCO (Foro Argentino de Radios Comunitarias) se están implementando la instalación de un proyecto de red satelital, financiado por la Unión Europea, con el fin de conectar estas emisoras de Argentina con las del resto de América Latina.


Constanza Kong
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