28 junio 2006

Arte de equilibristas

Alfonso Gumucio-Dagron

A lo largo de más de 50 años los medios alternativos, independientes y ciudadanos han tratado de resolver el rompecabezas de la sostenibilidad.

No hay una sola experiencia de radio comunitaria, de teatro popular, de televisión local, de video participativo o de prensa alternativa que no haya pasado por etapas en las que la carencia de recursos parecía asfixiarla.

La trayectoria de supervivencia y desarrollo de los medios comunitarios se parece mucho a la de los artistas del circo que caminan en delicado equilibrio sobre una cuerda floja. A veces caen sobre la red y vuelven a subir para comenzar de nuevo. La diferencia es que en los medios comunitarios la mayoría de las veces no hay una red que amortigüe la caída, por ello muchos proyectos quedaron frustrados al poco tiempo de iniciarse, y no lograron establecerse en el seno de la comunidad.

Son pocas las experiencias que han sobrevivido sin apoyo externo. Casi todas tienen el respaldo económico de instituciones de la sociedad civil, de iglesias progresistas o de la cooperación internacional. Esto lo pude constatar cuando realizaba la investigación para mi libro Haciendo olas: Comunicación participativa para el cambio social1: una mayoría de las 50 experiencias retratadas en el libro dependía en menor o mayor grado de aportes externos.

Muchas surgieron y se mantuvieron a lo largo de años como componentes de programas de desarrollo con financiamiento de organismos internacionales. Es el caso de grandes proyectos de producción y difusión de video documental y educativo para el desarrollo rural, como PRODERITH, CESPAC y CESPA que la FAO apoyó en México, en Perú y en Malí, respectivamente. Otra agencia de Naciones Unidas, Unesco, hizo posible el desarrollo de experiencias de radio comunitaria en Haití, Indonesia, Sri Lanka, Mozambique y otros países del Tercer Mundo y en años recientes ha comprometido su apoyo a telecentros comunitarios,2 en colaboración con el Centro Internacional de Investigación para el Desarrollo (CIID)3 de Canadá, una de las organizaciones más activas en el campo de las nuevas tecnologías de información y comunicación. Unicef apoyó el Teatro Popular en Nigeria, los altavoces comunitarios en Filipinas,4 entre otros.

No habría ninguna emisora comunitaria en Madagascar, por ejemplo, si la cooperación suiza no hubiera apoyado la creación de Radio Mampita en Fianarantsoa, en la zona montañosa de la isla, y Radio Magneva en Morondava, en la costa occidental.

Aunque pueda parecer paradójico, incluso algunos gobiernos han dado su apoyo a la creación y mantenimiento de medios comunitarios. En México la red de radioemisoras indígenas surgió de una iniciativa del Instituto Nacional Indigenista (INI). Radio Kothmale, en Sri Lanka ­que suele ser citada como un ejemplo de convergencia entre radio y nuevas tecnologías­ tiene también el apoyo del gobierno, así como lo tiene la Televisión Serrana en Cuba y Radio Kiritimati en la isla nación de Kiribati, en el Pacífico.

La Iglesia católica progresista ha desempeñado un papel muy importante en el desarrollo de las radios comunitarias, particularmente en América Latina. Desde los años 50, varios centenares de emisoras de radio comunitarias, urbanas y rurales, funcionan con el apoyo institucional de la Iglesia. Uno de los ejemplos interesantes es Radio Pío XII, en la región minera de Bolivia, creada inicialmente para "combatir el alcoholismo y el comunismo"; sin embargo, muy pronto se puso del lado de los trabajadores. Radio Kwizera, que sirve a los refugiados que llegan a Tanzania huyendo de la guerra entre tutsis y hutus, es un proyecto del Servicio Jesuita para los Refugiados.5 Algunas de las experiencias ejemplares de radio comunitaria en América Latina, como Radio Enriquillo (República Dominicana), Radio Huayacocotla (México), Radio Quillabamba (Perú), o la primera de todas, Radio Sutatenza (Colombia), surgieron como iniciativas de curas católicos. El Teatro La Fragua (Honduras), es otro ejemplo de iniciativa liderada por la Iglesia católica progresista.

El desarrollo de experiencias locales de comunicación participativa también ha sido posible por la iniciativa de instituciones no gubernamentales nacionales e internacionales, mediante alianzas solidarias con organizaciones de la sociedad civil. Así nació el proyecto Video SEWA (India), con el apoyo brindado a la organización de mujeres autoempleadas6 por Martha Stuart Communications (Nueva York). Esta misma organización apoyó años más tarde iniciativas de video participativo en Nigeria (Action Health) y en Egipto (Video & Sueños Comunitarios).7 El grupo de teatro Wan Smolbag, en Vanuatu, y el grupo de video independiente Maneno Mengi, en Tanzania, constituyen ejemplos de este orden.

Son relativamente pocas las experiencias que surgen en el seno de las comunidades, sin apoyo externo. El caso de las radios mineras de Bolivia es, en ese sentido, excepcional. Las radios sindicales de los trabajadores mineros, se financiaron durante muchos años con los aportes de los trabajadores, que destinaban un día de salario para el mantenimiento de las emisoras.

Las experiencias surgidas por iniciativa de las comunidades, tuvieron que acudir ­en diferentes etapas de su historia­ a apoyos solidarios externos para poder desarrollarse. Bush Radio (Sudáfrica), que nació clandestinamente al calor de la lucha contra el apartheid, cuenta hoy con el apoyo de la cooperación holandesa. Radio Izcanal (El Salvador), fundada por un grupo de refugiados retornados de Honduras, recibe el apoyo de la Fundación para la Asistencia a la Comunicación,8 también de Holanda.

Cada experiencia de comunicación comunitaria tiene una personalidad distinta y particular, de manera que este intento de agruparlas de acuerdo a su origen o a sus fuentes de financiamiento puede ser un ejercicio que no refleja con exactitud la naturaleza de los desafíos de la sostenibilidad.

Independencia y sostenibilidad

¿Significa que las experiencias de comunicación comunitaria, comunicación ciudadana, comunicación participativa, no son sostenibles por sí mismas? ¿Estamos frente a proyectos que son mantenidos artificialmente y que no pueden sobrevivir sin el apoyo externo? ¿Cómo han sobrevivido algunas experiencias a lo largo de varias décadas?

Por supuesto, hay varios ángulos posibles para analizar la sostenibilidad, y sería un gran error reducir este análisis únicamente a factores económicos. Que una experiencia sea sostenible en términos económicos, o incluso haya logrado su autofinanciamiento, no garantiza que cumpla las funciones de servicio a su audiencia y de fortalecimiento de las voces comunitarias.

La comunicación ciudadana, alternativa o comunitaria no puede existir si no es en función de la dinámica social en la que se desarrolla. Es en la relación que establece con su audiencia y en el proceso de participación comunitaria, que se justifica la razón de ser de una experiencia de comunicación comunitaria. En última instancia, no importa cómo haya surgido la iniciativa, mientras exista un proceso de apropiación comunitaria que garantice su autonomía y la independencia de su proyecto político y comunicacional.

La sostenibilidad económica, entonces, es apenas un factor entre varios que determinan la sostenibilidad de un proceso de comunicación comunitaria. Los otros factores importantes son la sostenibilidad social y la sostenibilidad institucional.

La sostenibilidad social está íntimamente relacionada con la participación de los actores sociales y con la apropiación del proceso comunicacional. Sin la participación comunitaria, la experiencia de comunicación se convierte en una isla en medio del universo humano en el que opera. La programación de la radio no puede sino reflejar las necesidades de ese universo humano y apoyar el proyecto político comunitario.

La sostenibilidad institucional es el marco que facilita los procesos participativos. Por una parte, tiene que ver con el marco legal, las regulaciones y políticas de Estado existentes, es decir con el ambiente propicio para que una experiencia pueda desarrollarse sin censura y sin presiones externas. Por otra parte, tiene que ver con los procedimientos y relaciones humanas y laborales en el interior de la experiencia, es decir, la democracia interna, los mecanismos de decisión y la transparencia de la gestión.

No existe una fórmula mágica para la sostenibilidad integral de los medios comunitarios, sin embargo, los tres componentes ­social, institucional y económico­ deberían tomarse en cuenta para lograr un equilibrio que permita no solamente la supervivencia sino el desarrollo de los procesos de comunicación participativa. En este texto pretendemos demostrar que sin un equilibrio entre los tres factores, la sostenibilidad a mediano y largo plazo es imposible.

Sostenibilidad institucional

La historia de los últimos 50 años nos muestra que nunca, en el contexto de los países del Tercer Mundo, se han presentado las condiciones ideales para que puedan desarrollarse experiencias de comunicación alternativa y participativa. Ello no ha impedido, sin embargo, que miles de experiencias se multipliquen en América Latina, en Europa, en Norteamérica, y más recientemente en áfrica y en Asia.

Los medios masivos de información en manos de empresas privadas nacionales y transnacionales no ven con buenos ojos el establecimiento de medios alternativos que pueden mermar su poder. Es un problema de orden económico, pero también político. Las vinculaciones entre los propietarios de medios masivos y los gobiernos de turno, democráticos o dictatoriales, han quedado ampliamente demostradas en varios estudios.9

El proceso de privatización y desregulación del espectro radioeléctrico, impulsado por organismos multilaterales de financiamiento, no ha hecho sino agravar una situación caracterizada por la concentración de medios en pocas manos y la expansión de redes y consorcios más allá de las fronteras nacionales. Los casos de Televisa y TV Azteca en México, así como el del Grupo Globo y el Grupo Abril en Brasil, son significativos, pero aun en países más pequeños puede observarse la misma tendencia. Cuatro canales de televisión y una red de radios de Guatemala pertenecen a una sola persona, ángel González González, un mexicano que reside en Miami, desde donde vigila otras inversiones en medios de comunicación en Nicaragua y Costa Rica.

Durante varias décadas, las radios comunitarias de América Latina lucharon por su reconocimiento por parte del Estado. Luego de haber sido víctimas de dictaduras militares y otros gobiernos autoritarios, libraron una larga lucha para lograr una legislación que reconociera su existencia y destacara su importancia como medios de expresión comunitaria que desarrollan programas sociales y culturales en favor de la población. En algunos países se logró que el Estado estableciera en la legislación una diferenciación entre las radios privadas comerciales y las radios comunitarias que no persiguen fines lucrativos, sino culturales y educativos.

Como resultado de ese esfuerzo sostenido durante muchos años, las radios comunitarias se multiplicaron particularmente en los países andinos, sobre todo en Bolivia, Perú y Ecuador, pero también en América Central. Un cálculo aproximado establecía que a fines de los años 90, más de cinco mil emisoras de radio comunitaria operaban en la región, cerca de dos mil en el territorio peruano.

La ola de privatizaciones de los años 90 ha afectado profundamente la situación de los medios comunitarios y en algunos países ha significado un retroceso. Durante las décadas de los 60 y 70 muchos gobiernos de América Latina toleraron el crecimiento de las radios comunitarias.

La situación ha cambiado abruptamente. Algunos países que reconocían y regulaban el funcionamiento de las radios comunitarias, hoy entregan las frecuencias radioeléctricas a empresas privadas o multinacionales mediante licitaciones públicas en las que el mejor postor obtiene las licencias. De ese modo, se favorece la acumulación de medios en pocas manos y se deja al margen de la ley miles de emisoras comunitarias que tenían anteriormente autorización para operar. El caso de Guatemala es particularmente dramático. Cerca de 70 radios locales, muchas de ellas operadas por comunidades de indígenas mayas, han sido declaradas ilegales. Recientemente, un spot publicitario de la asociación de empresarios de radios comerciales, hacía un llamado al gobierno guatemalteco para "encarcelar a los directores de las radios piratas, capturar sus equipos de transmisión y recuperar las frecuencias".

En países como Bolivia o Perú, donde las radios comunitarias se establecieron firmemente, los gobiernos no han podido aún silenciarlas, sin embargo las amenazas sobre ellas son permanentes. Por una parte la legislación ya no las ampara, o lo hace de manera ambigua, y por otra no existen políticas de Estado que estimulen su desarrollo. En El Salvador las radios comunitarias tuvieron que competir con las radios comerciales para comprar las frecuencias. Con el apoyo de ARPAS10 se obtuvieron dos frecuencias FM a través de las cuales transmiten una veintena de radios comunitarias, mediante una distribución cuidadosa de su cobertura geográfica.

Estos factores de orden "macro" tienen sin duda una enorme influencia en el desarrollo de los medios comunitarios. En áfrica, donde el desarrollo de las radios comunitarias es relativamente reciente, el panorama de la legislación es muy variado. Hay países como Sudáfrica y Benin cuya legislación ampara a las radios comunitarias, y otros donde la legislación no establece una diferencia entre radios privadas y radios comunitarias. En pocos años, esta falta de distinción puede llevar a la concentración de emisoras en redes privadas, y a la subasta de frecuencias.

La regulación es aún menos frecuente cuando se trata de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs). A pesar de que los "ciber café" o telecentros se multiplican en todo el planeta, pocos países del Tercer Mundo han adoptado una legislación, y cuando lo han hecho, ha sido guiados por los intereses de las grandes compañías fabricantes y distribuidoras de equipos y servicios. No existe una reglamentación que permita diferenciar los modelos implementados como negocios, particularmente los "café Internet" en centros urbanos, y los telecentros comunitarios que cumplen objetivos de información para el desarrollo, generalmente situados en áreas rurales aisladas, donde a veces no hay ni electricidad ni teléfono.

Aún la legislación es insuficiente. Si no está acompañada de políticas de desarrollo. Los Estados tienen la obligación de garantizar el acceso a las nuevas tecnologías de información del mismo modo que garantizan, mal que bien, el funcionamiento de las bibliotecas y de las escuelas públicas. Es una responsabilidad de los gobiernos garantizar el libre acceso a la información, como la plataforma para una sociedad democrática.

La legislación, la reglamentación y las políticas estatales que hemos analizado anteriormente determinan en gran medida la sostenibilidad institucional de los medios comunitarios, particularmente de las radios o canales de televisión independientes, pero no constituyen el único factor. Hay muchos ejemplos de radios comunitarias que se consolidaron a pesar de las amenazas y de las agresiones que sufrieron por parte de gobiernos autoritarios. Esto indica que hay otros aspectos que inciden directamente en la sostenibilidad institucional: la propiedad del medio, la organización interna, las relaciones laborales, los mecanismos y la transparencia de la gestión.

La propiedad de los medios comunitarios es el primer factor determinante de la sostenibilidad interna. La apropiación del proceso comunicacional no puede desvincularse de la estructura de propiedad de los medios comunitarios. ¿A quién pertenecen las frecuencias, las instalaciones y los equipos que se utilizan? Es evidente que si pertenecen a instituciones externas a la comunidad, tiene que producirse un proceso de negociación para que ese medio de comunicación sirva a los intereses de la colectividad.

Las radios de los mineros bolivianos fueron desde su inicio un ejemplo paradigmático de propiedad de los medios, y por esta razón sufrieron muchas veces ataques que tenían el objetivo de destruir sus antenas, sus equipos de transmisión y sus archivos de grabaciones. Algunas emisoras mineras conservan todavía en sus muros o en equipos que fueron destruidos, las cicatrices de los disparos de armas de fuego. En el auditorio del Sindicato de Trabajadores Mineros de Colquiri, los trabajadores pintaron un gran mural donde se muestran los aviones que bombardearon la radio minera en los años 60.

Los medios comunitarios que realmente pertenecen a la comunidad son relativamente pocos. Las radios comunitarias de América Latina, por ejemplo, pertenecen en su gran mayoría a ONGs, a sectores de la Iglesia católica progresista, e incluso a los gobiernos. Los proyectos de nuevas tecnologías de información y comunicación, es decir los telecentros o centros comunitarios de multimedios, son por lo general propiedad de organismos de cooperación, como componentes de programas de cooperación para el desarrollo más amplios.

Las relaciones laborales constituyen otro aspecto fundamental en la sostenibilidad institucional. ¿Quién nombra a los directores de las radios comunitarias o a los administradores de los telecentros? ¿Cómo se contrata el personal

técnico o artístico? ¿Existe un equilibrio de género entre los trabajadores? No se puede pretender la participación comunitaria si no existe primero, en el interior de los medios comunitarios, transparencia y participación en la gestión y en la programación. Lamentablemente, la democracia interna no es una norma en los medios comunitarios, y ello pone en riesgo el proceso de participación y apropiación.

En la comunicación participativa no puede existir ni la censura ni la imposición, sino el diálogo y el consenso. Si se trata de una radio, es imprescindible que los programadores, productores de programas y periodistas, se sientan en absoluta libertad política y creativa. Una radio comunitaria no debería reproducir los mismos esquemas que una radio patronal comercial.

Esto también se refleja en la situación contractual de los trabajadores y sus derechos a la seguridad social y a otros beneficios que otorgan las leyes laborales. En las radios comunitarias es a veces muy delicado el equilibrio entre el personal asalariado y los voluntarios que también contribuyen en tareas de programación o promoción. La mezcla de voluntarismo con profesionalismo a veces crea conflictos institucionales que ponen en riesgo la sostenibilidad.

La definición del proyecto político comunicacional es el eje de la sostenibilidad institucional, porque establece la dirección, el camino a seguir a largo plazo, del medio de comunicación comunitario. ¿Quiénes intervienen en la definición del proyecto? ¿Cómo se toman las decisiones principales que tienen que ver con la política informativa y con la programación?

En Madagascar, la orientación y la programación de las radios Mampita y Magneva se discute en la asamblea general de todas las organizaciones rurales asociadas, con participación de representantes campesinos. En Filipinas, los barangay ­conjunto de autoridades locales­ nombran a un Consejo de Comunicación Comunitaria11 para regir los destinos de los altavoces comunitarios y las radios de la red Tambuli. En Nicaragua, las decisiones más importantes sobre Radio La Primerísima las toma la asamblea, constituida por los trabajadores de la radio y miembros de la comunidad de oyentes. Allí tienen igual peso las voces y lo votos de los periodistas, locutores, personal administrativo, de limpieza, y algunos oyentes que se han incorporado a APRANIC.12 La asamblea elige cada dos años una junta directiva que toma las decisiones relativas al funcionamiento cotidiano de la radio.

Finalmente, otro aspecto que contribuye a la sostenibilidad institucional pero también a la sostenibilidad económica, es la racionalidad en las decisiones que se toman sobre los recursos tecnológicos, es decir, la dimensión técnica que apoya el proyecto político comunicacional. El diseño de la estructura física, así como la cantidad y la calidad de los equipos tiene consecuencias sobre la sostenibilidad.

Tan nocivo es sobredimensionar los insumos tecnológicos, como subestimarlos. En Burkina Faso visité muchos años atrás la radio regional de Bobo Dioulasso, en el sur del país. Tenía varios estudios de grabación, muy amplios y completamente equipados, además de una unidad móvil muy sofisticada, sin embargo, la emisora no producía ni siquiera una hora de programación semanal. Los estudios y los equipos fueron donados por una agencia de cooperación de Alemania, pero la radio carecía de personal y de política informativa y de programación. Su trabajo de todos los días era retransmitir la señal de la emisora nacional, Radio Ouagadougou. Mientras tanto los equipos y los estudios estaban cubiertos por una espesa capa de polvo y alrededor de la unidad móvil crecía la maleza pues las llantas estaban pinchadas y no había dinero para repararlas. Claramente, se habían sobredimensionado las necesidades reales.

Los altavoces comunitarios de Filipinas constituyen el ejemplo contrario. Su función dinamizadora de la comunidad ha sido tan importante, que algunas comunidades decidieron por sí mismas crear a partir de esa experiencia, una emisora de radio comunitaria. Este es un ejemplo de racionalidad en cuanto al equipamiento necesario, ya que se empezó con un equipo mínimo, con un alcance de tres o cuatro kilómetros, y luego se fue incrementando de acuerdo con las necesidades reales de la comunidad.

En ocasiones, no es la cantidad sino la calidad de la tecnología lo que pone en riesgo la sostenibilidad institucional. Un ejemplo son los radios a transistores "Free Play", que funcionan con manivela y han sido distribuidos en muchos países de áfrica. El concepto de origen es interesante: un radio receptor que no requiere de baterías para funcionar; una manivela permite recargar manualmente la energía durante 20 a 40 minutos, según los modelos, evitando el gasto en baterías, que es prohibitivo para la mayor parte de la población rural en el Tercer Mundo. Sin embargo, a veces la tecnología no responde a las necesidades reales.

En 1999 visité en Tanzania el campo de refugiados de Great Lukole, y recogí estas opiniones sobre las radios de manivela que habían sido donadas: la manivela es de plástico y se rompe al cabo de cierto tiempo; su autonomía es muy limitada, por lo que hay que recargar la radio constantemente; el receptor es demasiado voluminoso y demasiado caro en comparación con los modelos de baterías que se pueden comprar en los mercados rurales. Algunos refugiados que entrevisté preferían adquirir una radio a pilas13 e incluso adaptar al uso de baterías los modelos "Free Play" que habían sido donados por agencias de cooperación.

Con la llegada de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación en los años 90, se producen nuevas distorsiones que afectan la sostenibilidad. En algunos casos, los equipos digitales son incompatibles con el resto de los equipos preexistentes en una radio comunitaria, y en otros casos son subutilizados debido a la falta de capacitación. La automatización de la programación, mediante computadoras, no es siempre la mejor solución, pues altera una de las características esenciales de las radios comunitarias, que es su calidad "en vivo". La automatización se traduce casi siempre en más música y menos espontaneidad.

La racionalidad en el diseño de un telecentro es aún más crítica, porque los equipos de computación son más frágiles que los de radio, y tienen una vida más corta. Es casi impensable que los telecentros operen diez o 15 años con los mismos equipos, como sucede en muchas radios comunitarias. Al cabo de tres o cuatro años las computadoras ya son obsoletas. En áfrica se instalaron telecentros en lugares que no habían todavía resuelto los problemas de energía eléctrica y de teléfono, lo cual pone en evidencia falta de criterio para planificar. En una encuesta realizada en 1999, los usuarios del telecentro comunitario en Tombuctú (proyecto de Unesco y CIID), expresaron que ­en orden de importancia­ su interés principal para acudir al telecentro era: la radio, la televisión, los periódicos, el teléfono y las cartas; Internet no aparecía en la lista de prioridades. El mismo estudio reveló que 51% de la población local jamás había hecho una simple llamada telefónica.

En la mayoría de los telecentros que he visitado, la capacidad y versatilidad de las computadoras está sobredimensionada. Los usuarios más avanzados, cuando no llegan para usar el teléfono o a leer periódicos, utilizan los programas básicos (correo electrónico, procesador de palabras, juegos y ocasionalmente navegación en Internet), menos de un 10% de la capacidad instalada. En realidad, esto no difiere del uso de las computadoras que hace la gran mayoría de la gente en los países industrializados: allí también se usa un porcentaje mínimo de la capacidad instalada. Sin embargo, en los países pobres la compra de equipos sofisticados y su subutilización no contribuye a la sostenibilidad e incluso plantea un problema ético. ¿Cómo se justifica la inversión en equipos costosos cuando ciertas necesidades básicas de las comunidades no han sido resueltas?

¿En qué medida los centros equipados con nuevas tecnologías de información y comunicación pueden contribuir a resolver las necesidades más urgentes de la población? Es indudable que en muchos de los proyectos de telecentros hay agendas comerciales que están por encima de las necesidades comunitarias.

Por todo lo anterior, es atractiva la promesa de Simputer, una computadora portátil muy sencilla, desarrollada en la India, con un costo aproximado de 250 dólares, y con capacidad para satisfacer las necesidades esenciales de 90% de los usuarios.

La sostenibilidad social

Ningún proceso de comunicación comunitario puede ser sostenible si no cuenta con el apoyo de la comunidad, y si no la representa en su programación y en su política informativa. La sostenibilidad social tiene que ver con aspectos organizativos, culturales y lingüísticos, que son parte inherente a la apropiación del proceso comunicacional. Una experiencia de comunicación comunitaria se legitima cuando su proyecto político comunicacional representa las aspiraciones de su audiencia. Su vinculación con los actores sociales es lo que garantiza su permanenciaen el tiempo y su consolidación.

Muchas experiencias de medios comunitarios han fracasado debido a su falta de articulación con los actores sociales a los que debía representar. En la medida en que las voces de la comunidad dejan de expresarse a través del medio comunitario, se produce un alejamiento ideológico entre el medio y sus actores. El proceso de apropiación social del medio queda mermado e interrumpido. El proyecto político comunicacional se hace ajeno a las aspiraciones comunitarias.

Este riesgo ha sido constante en la historia de las radios comunitarias, desde la primera experiencia en la región latinoamericana. En 1947 nació Radio Sutatenza (Colombia), para potenciar las voces de la población rural del Valle de Tenza, donde 80% de los campesinos eran analfabetos. Sin embargo, en pocos años la radio se convirtió en una red de educación a distancia14 con cobertura nacional, centralizando sus operaciones en Bogotá. La experiencia participativa y comunitaria fue muy breve, aunque el nuevo proyecto tuvo otras virtudes.

La apropiación del proceso comunicacional es, entre los elementos constitutivos de la sostenibilidad social, quizá el más importante. Tiene lugar a través de la participación de los actores sociales en la gestión del medio de comunicación comunitario. Si se trata de un medio rural, que opera en un área geográfica limitada ­como es el caso de los altavoces comunitarios, del teatro popular o de las radios en frecuencia FM­ la participación es directa, a través de la vinculación con las organizaciones sociales, los grupos de mujeres, las cooperativas, o los grupos de jóvenes. En cambio, si se trata de un medio de mayor cobertura ­como es el caso de las radios en frecuencia AM­ la participación se produce a través del correo o del teléfono, o mediante acuerdos con organizaciones sociales representativas del conjunto de la población.

Video SEWA (India), el grupo de mujeres videoastas de Gujarat, es un ejemplo de participación directa, donde las propias mujeres vendedoras de los mercados participan en la producción de videos documentales sobre su realidad. Algunas son analfabetas y apenas pueden distinguir en la cámara los símbolos que les permiten operar la tecnología del video. Su pertenencia a una gran asociación que representa a las mujeres de la economía informal, hace que no haya distancia entre el colectivo y su base social.

Un medio de cobertura nacional como es La Primerísima (Nicaragua), tiene otros mecanismos de participación de la audiencia. Es una radio "en vivo": en cualquier momento, durante cualquier programa, se reciben llamadas telefónicas con comentarios de la audiencia, sin filtrar la procedencia o la calidad de las llamadas. Las puertas de la radio están además abiertas permanentemente para aquellos que desean expresarse a través de la radio. Luego de unos pocos minutos de espera, los visitantes pasan directamente a la cabina de emisión.

La apropiación del proceso comunicacional tiene que ver también con la desmitificación de la tecnología y con el fortalecimiento de la capacidad crítica de la audiencia. Las nuevas tecnologías permiten un acceso rápido a personas con niveles muy diferentes de educación, que se convierten en poco tiempo en comunicadores de su realidad social, cultural, económica y política. Ese proceso de aprendizaje y dominio de la tecnología ha tenido lugar en todas las experiencias de comunicación participativa que conocemos. Los jóvenes de las minas de Bolivia o los refugiados tutsis en Ngara aprendieron a operar equipos de radio, de la misma manera que las mujeres de SEWA y los indígenas kayapo de Brasil se familiarizaron con las cámaras de video.

La pertinencia cultural y lingüística es otro de los factores que contribuyen a la sostenibilidad social de los proyectos político-comunicacionales comunitarios. Un medio de comunicación alternativo, ciudadano y comunitario no puede sino expresar la cultura ­en el sentido más amplio­ que corresponde al universo humano en el que se desarrolla.

Así se explica el enorme desarrollo que tienen en América Latina las emisoras de radio en lenguas originarias, que transmiten en idioma aymara o quechua en Bolivia, Ecuador, Perú, o en algunas de las 30 lenguas indígenas de Guatemala y México. Los intentos de asimilación de las poblaciones indígenas a través de los sistemas de educación formal que priorizan la enseñanza en castellano, se enfrentan a la determinación de las naciones indígenas a continuar expresándose en sus propias lenguas.

El 6 de mayo de 2003, el Congreso de Guatemala aprobó la legislación que oficializa 20 idiomas de raíz maya, además del garífuna y el xinca. Esta medida tendrá impacto en el sistema educativo y en el desarrollo cultural del país, favoreciendo un trato más equitativo hacia las poblaciones indígenas. Quizá permita también otorgar nueva legitimidad a las radios comunitarias, que hoy son perseguidas como radios "piratas".

La lengua y la cultura constituyen los modos de expresión y comunicación de las identidades, y entre identidades. Los términos de intercambio cultural a través de los procesos de comunicación son más equilibrados cuando las diferentes culturas se expresan en igualdad de condiciones. La radio, más que ningún otro medio de comunicación, ha permitido un cierto nivel de democracia lingüística y cultural. En cambio, las nuevas tecnologías de información y comunicación (TICs) constituyen hoy por hoy la expresión de la cultura occidental hegemónica, que se traduce en la posición dominante del inglés y de algunas lenguas europeas sobre todas las demás. Es una de las razones por las que la sostenibilidad de los telecentros es tan precaria, particularmente en ámbitos comunitarios del Tercer Mundo: el acceso está restringido a quienes hablan y escriben inglés.

La sostenibilidad del conjunto de los medios alternativos y participativos se fortalece cuando la pertinencia cultural se convierte en la norma de todos ellos. Unos se refuerzan a otros en la medida en que se fortalece la identidad en la diversidad cultural. Las culturas que negocian con otras culturas su diversidad cultural, deben hacerlo desde la afirmación de su identidad, y no desde una posición de entrega. La tendencia a la homogeneización cultural que está implícita en los procesos de globalización, corre el riesgo de anular las identidades y empobrecer la diversidad. Los medios comunitarios tienen un papel muy importante en la defensa del derecho a la lengua y a la cultura.

El desarrollo de contenidos locales en los medios participativos y ciudadanos es otro factor de sostenibilidad social, estrechamente ligado al de la pertinencia cultural. La capacidad de crear una programación que responde a las demandas e intereses de la comunidad es una de las fortalezas de los medios comunitarios. El origen de muchas experiencias de radio comunitaria es el servicio inmediato a la comunidad, a través de anuncios de interés social. No es raro que la radio comunitaria se convierta en la oficina de correos, el departamento de reclamos y el lugar de encuentro. Los jóvenes se dan cita en la puerta de la radio, las mujeres llegan a presentar sus demandas sobre los precios de los productos básicos, el maestro avisa que no habrá clases mañana y la enfermera anuncia las fechas de la próxima campaña de vacunación.

Las radios comunitarias han ofrecido siempre este tipo de servicios, informando sobre los precios de los productos agrícolas en el mercado o sobre los problemas de transporte. Radio Mampita en Madagascar transmite mensajes sobre animales extraviados o robados, y ayuda a identificarlos para que sus dueños puedan recuperarlos.

La estructura de programación de los medios comunitarios es a la vez el reflejo de su incidencia en la comunidad y del nivel de participación y apropiación. En Tacunan, Davao del Norte (Filipinas), los programas emitidos a través de los altavoces comunitarios están a cargo de la propia comunidad. La enfermera conduce un programa semanal sobre salud y el maestro sobre educación, y hay otros espacios sobre agricultura, jóvenes, derechos de la mujer y cooperativismo, a cargo de voluntarios de la comunidad.

Radio Kothmale, en Sri Lanka, es consciente de la necesidad de desarrollar contenidos que le sirvan a la población local y utiliza las nuevas tecnologías para buscar contenidos que la audiencia solicita, y difundirlos a través de la emisora en lenguas locales. Kothmale ha sido citada muchas veces como un ejemplo temprano de la convergencia entre la radio comunitaria y las nuevas tecnologías.

En Nicaragua, Radio La Primerísima facilita la comunicación a través de la radio entre nicaragüenses que trabajan en Costa Rica y sus familias que quedaron en su país. Este programa en vivo, que se hace en cadena con Radio Cucú de San José, ha permitido en ocasiones la reunificación de familias que no tenían contacto durante meses o años. De modo similar, Radio Kwizera enviaba mensajes de los refugiados en los campamentos a lo largo de la frontera de Tanzania, a sus familias de Burundi y Ruanda, con quienes habían perdido contacto por causa de la guerra y el genocidio.

Los telecentros tienen mucho que aprender de las radios comunitarias para asegurar su sostenibilidad social. Es importante acabar con el mito del acceso a la información como la solución para los problemas del desarrollo. Los telecentros comunitarios deben insertarse en la vida cotidiana de la comunidad, y proporcionar una información específica, adecuada y a medida de las necesidades locales.

El 90% del contenido de la World Wide Web es ajeno a las necesidades del 90% de la población mundial. Por ello en Chennai (India), los Centros de Conocimiento Comunitario15 utilizan la Internet para proporcionar información local, a través de una red de acceso con computadoras alimentadas por energía solar y conectadas al "centro de valor agregado" a través de un sistema inalámbrico. Los pobladores rurales de cuatro comunidades pueden consultar informaciones sobre los precios de insumos agrícolas, microcrédito, veterinarios locales o proyecciones del clima durante los próximos días. Este modelo prioriza las necesidades locales, antes que el simple acceso a la red mundial. En lugar de la World Wide Web, que contiene millones de páginas en inglés que nada tienen que ver con los pobladores de Pondichery, la Fundación Swaminathan ha preferido desarrollar en sus centros de valor agregado una mini Web local que ofrece respuestas prácticas a sus usuarios.

No basta que un medio comunitario tenga vigencia, sino también impacto o incidencia en los objetivos de organización y desarrollo de la comunidad. El concepto de vigencia no es suficiente si se limita a la popularidad de un medio de comunicación. Algunas emisoras son apreciadas porque se limitan a difundir música a lo largo del día, pero no inciden en la problemática local ni contribuyen al desarrollo social, económico y cultural. Del mismo modo, hay telecentros comunitarios que carecen de una política de participación para el desarrollo, y que tienen vigencia solamente en la medida en que prestan servicios de teléfono, fax o correo electrónico. Es muy importante, en el análisis de la sostenibilidad social, establecer la diferencia entre la popularidad y la incidencia, es decir la capacidad de contribuir en las transformaciones sociales.

Quizá una de las pruebas definitivas de la sostenibilidad social, es la defensa que las comunidades, a riesgo de sus propias vidas, hacen de sus medios comunitarios en momentos en que se ciernen amenazas sobre ellos. En 1980, se produjo en Bolivia un golpe militar y la dictadura cerró todos los medios de información de las ciudades. El ejército avanzó hacia los centros mineros para asaltar las emisoras que seguían funcionando, y encontró la resistencia de los trabajadores, de las mujeres e incluso de los campesinos de zonas vecinas, que armados de cachorros de dinamita, palos y piedras, rodearon Radio Animas, Radio La Voz del Minero, Radio Nacional de Huanuni, y otras, para defenderlas. Algo similar a lo que sucedió en Nicaragua en 1997 cuando los pobladores de los barrios pobres de Managua rodearon Radio La Primerísima con palos, piedras y armas de fuego, para defenderla de las amenazas de ocupación.

La sostenibilidad económica

Dejamos la sostenibilidad económica para el final, porque es generalmente la que aparece en primer lugar cuando se hacen análisis de sostenibilidad de los medios comunitarios.

Para prestar el servicio que brindan a la comunidad, los medios de comunicación ciudadanos, alternativos y comunitarios deben buscar recursos que les permitan financiar sus actividades, renovar sus equipos cada cierto tiempo, cubrir los costos de los servicios básicos, pagar a los trabajadores e invertir en el desarrollo de nueva programación.

La misma legislación que en algunos países favorece el estatuto de las radios comunitarias, reconociéndolas como instituciones que impulsan actividades de apoyo a la educación, la cultura y el desarrollo, generalmente limita las posibilidades de las radios a autofinanciarse mediante la publicidad. En los países donde esa legislación existe, las radios comunitarias tiene prohibido generar recursos propios a través de la publicidad, además de que la potencia de sus transmisores también está limitada. ésta es una contradicción entre la legislación y las políticas de promoción de la libertad de expresión y de la diversidad cultural.

Si existiera alguna coherencia en las políticas de Estado, las radios y los telecentros comunitarios deberían recibir el mismo apoyo que reciben las escuelas públicas, las bibliotecas o los proyectos culturales nacionales. Esto no significa que el Estado deba intervenir en el proyecto político y comunicacional de los medios comunitarios, sino apoyar su desarrollo como entidades autónomas, descentralizadas.

Los procesos de descentralización y participación popular que en los últimos 15 años han adoptado varios países de América Latina y áfrica, son un marco ideal para el fortalecimiento de los medios locales comunitarios. En Uganda, los telecentros comunitarios de Nakaseke, Buwama y Nabweru ­creados con el apoyo de Unesco, UIT y el CIID­ reciben pequeños subsidios de los gobiernos locales, que gracias al proceso de descentralización han adquirido autonomía y poder de decisión.

¿Debe el Estado apoyar económicamente a los medios comunitarios? ¿La legislación debe permitir que los medios comunitarios reciban ingresos por concepto de publicidad?

Las dos opciones conllevan riesgos. Si el financiamiento llega del Estado, se corre el riesgo de una injerencia política y administrativa de los gobiernos de turno, como sucede con las radios del Instituto Nacional Indigenista (INI) en México. Y si el financiamiento llega esencialmente a través de la publicidad, se corre el riesgo de caer en manos de empresas privadas que controlan los medios a través de las cuentas publicitarias, como lo hacen con los medios masivos, imponiendo normas y mecanismos de censura.

Desde el punto de vista de la viabilidad económica, lo ideal sería lograr un equilibrio entre la generación de ingresos por concepto de publicidad y convenios, el apoyo de instituciones nacionales, organismos de cooperación internacional y grupos de solidaridad externos a la comunidad, y las contribuciones de la propia comunidad y de los trabajadores del medio de comunicación.

El apoyo de instituciones nacionales parece ser el modelo más frecuente en el desarrollo de la radio participativa, y en menor grado en el establecimiento de los telecentros comunitarios. Una gran mayoría de las emisoras comunitarias en América Latina, áfrica y Asia se mantienen fundamentalmente por el apoyo que reciben de ONGs, de las universidades y de instituciones de la Iglesia católica progresista. Los costos fundamentales de esas emisoras, como la adquisición de equipos, los salarios a los trabajadores y el pago de servicios básicos, se cubren con los aportes de las instituciones. De alguna manera éstos son proyectos institucionales, aunque en su desarrollo hayan demostrado su identificación con un proyecto de comunicación participativa. A esta categoría corresponden algunas de las experiencias más notables por su compromiso con la comunidad.

En muchos casos, el propio Estado sostiene a las radios comunitarias, al menos parcialmente. El Instituto de Comunicación Social (ICS) de Mozambique estableció durante las dos últimas décadas una docena de "radios comunitarias" en todas las cabeceras de provincia del país. Además de los equipos y la capacitación que recibieron al comenzar sus actividades, el ICS cubre los costos de servicios (electricidad, agua, mantenimiento) y los salarios de cinco o seis trabajadores permanentes. La responsabilidad de estas emisoras es obtener fondos adicionales para elaborar la programación, en acuerdo con otras instituciones locales.

La cooperación internacional ha sido también muy importante en los proyectos de comunicación comunitaria, sobre todo en las donaciones de equipos y en el apoyo a la capacitación. Las agencias de cooperación del norte de Europa (Dinamarca, Suecia, Noruega, Holanda) han sido aliados en muchos proyectos de comunicación comunitaria, sobre todo cuando la libertad de expresión está amenazada. Unesco proporcionó equipos adicionales y capacitación para la red de radios locales en Indonesia; estableció cuatro radios comunitarias en Haití; ocho en Mozambique, entre otros proyectos.

No es frecuente que las agencias de cooperación internacional financien salarios o el pago de servicios, porque sus propias disposiciones internas les impiden hacerlo, a menos que se trate de proyectos de comunicación participativa enmarcados en programas de desarrollo de alcance nacional, como es el caso de los proyectos de video rural de la FAO en Perú, México y Malí.

Sin embargo, hay otras modalidades de apoyo desde las agencias de cooperación y desarrollo. Las emisoras comunitarias pueden generar recursos a través de convenios de programación y coproducción. Esta fórmula tiene una ventaja comparativa sobre los ingresos por concepto de publicidad, y es que la programación se enriquece con contenidos de interés para toda la comunidad. Radio Kwizera (Tanzania), cuando la visité en 1999, recibía el apoyo de Oxfam, de Ayuda Noruega para el Pueblo, del Programa Mundial de Alimentos (PMA), de Unicef, del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) y de otras organizaciones, para realizar programas sobre agua potable, derechos humanos, resolución de conflictos, salud, entre otros temas. Plan Internacional apoya a Radio Gune Yi, un programa realizado con niños de comunidades rurales de Senegal.

El grupo de Teatro Nalamdana (India), el proyecto multimedios Soul City (áfrica del Sur), Radio Sagarmatha (Nepal), la Carpa Lila (Bolivia), la unidad de video de Action Health (Nigeria), Teatro Aarohan (Nepal) y muchos otros proyectos de comunicación comunitaria, han recibido financiamiento de organizaciones como Unicef, DANIDA, FNUAP, PANOS, DFID, USAID, Action Aid, Fundación Ford, CECI, Unesco, y otras, para elaborar programas de educación en salud sexual y reproductiva, y de prevención contra el Sida y otras enfermedades sexualmente transmisibles. Es uno de los temas que mayor apoyo recibe porque es el primero en la agenda de algunas agencias de cooperación.

A diferencia de las experiencias de teatro, radio, títeres o video mencionadas anteriormente, los proyectos de telecentros son menos sostenibles en la medida en que la mayoría carece de una política de programación de contenidos útiles para la comunidad. Una de las grandes críticas al establecimiento de los telecentros es que la tecnología parece ser el fin, y no el medio para llegar a otros objetivos de desarrollo. Muchos de estos proyectos han sido instalados sin consulta con las comunidades, y sin un sentido de las necesidades reales de la población a la que pretenden servir. Sin duda, en muchos casos prima una motivación comercial en la venta de tecnología informática, antes que criterios de desarrollo y cambio social.

La solidaridad internacional ha sido muy importante para aquellos proyectos de comunicación popular que no han nacido bajo el paraguas de una institución o de una agencia de cooperación y desarrollo. Se trata por lo general de apoyos puntuales, que garantizan la sobrevivencia de los medios comunitarios en situaciones de riesgo y amenaza. Son muy significativos porque suceden al margen de intereses institucionales y nacen de una comunicación solidaria a través de las fronteras.

En varias ocasiones, cuando las radios mineras de Bolivia fueron clausuradas por el ejército y sus equipos destruidos o confiscados, la solidaridad de grupos europeos permitió que salieran al aire nuevamente. Lo mismo sucedió con Radio La Primerísima (Nicaragua); cuando su planta fue saboteada en 1990, comités de solidaridad de Cataluña, de Valencia y otras regiones de España, hicieron llegar su apoyo para comprar un nuevo transmisor.

La publicidad puede ser un complemento para la sostenibilidad económica, pero nunca la principal fuente de ingresos, pues corre el riesgo de desvirtuar los objetivos y el proyecto político comunicacional de un medio alternativo, participativo y comunitario. En áreas rurales, donde las radios comunitarias son el punto de referencia más importante de la población, la publicidad local puede apoyar la sostenibilidad económica.

No es raro que las radios comunitarias anuncien la panadería del pueblo, la farmacia o algún restaurante para incrementar sus ingresos. Radio Izcanal (El Salvador), Radio Quilabamba (Perú), y muchas otras transmiten jingles publicitarios de negocios particulares en su área de influencia, o mensajes de instituciones del Estado. El Telecentro Comunitario de Gaseleka es una de las experiencias mejor llevadas de áfrica del Sur; las iniciativas tomadas por su administrador han permitido la generación de recursos, más allá de lo necesario para su mantenimiento. Los servicios ofrecidos no se limitan a la oferta de Internet. Al igual que las radios comunitarias, el Telecentro de Gaseleka hace las veces de una oficina postal, y además presta servicios de extensión de documentos de identidad, en coordinación con el Departamento Nacional de Identificación.

En lugar de que la gente tenga que viajar hasta la ciudad para tomarse fotografías y obtener sus documentos, dos agentes de ese servicio atienden en el telecentro una vez por semana.

Se subestima con frecuencia el peso de los aportes comunitarios en la sostenibilidad económica. Hemos mencionado antes cómo los mineros bolivianos donaban un día de salario para mantener sus emisoras sindicales. En Burkina Faso constaté que las comunidades rurales donde se habían instalado seis radios locales a mediados de los años 80, contribuían con el diesel para los generadores de energía de las emisoras. En otros casos, las emisoras de radio cobran cantidades pequeñas por los servicios que prestan y por los avisos personales que transmiten a lo largo del día, sobre cumpleaños, defunciones, dedicatorias de música, mensajes a la ciudad, entrega de correspondencia, objetos encontrados, etcétera.

Sin embargo, los aportes de dinero no son la única forma como la comunidad apoya la sostenibilidad económica. En todos los proyectos de comunicación comunitaria el trabajo voluntario es uno de los factores más importantes de sostenibilidad económica y social, si bien es cierto que también constituye un factor de riesgo para la sostenibilidad institucional. Ya hemos visto cómo en muchas emisoras la programación está a cargo de voluntarios de la comunidad o de organizaciones sociales locales. Estos esfuerzos voluntarios ahorran el dinero que sería necesario para pagar a productores y locutores asalariados. Es cierto, sin embargo, que las emisoras comunitarias invierten tiempo y esfuerzo en la capacitación de voluntarios que al cabo de cierto tiempo dejan de colaborar.

En muchos casos, las comunidades contribuyen proporcionando el terreno donde se ubica el telecentro o la radio comunitaria, o los materiales que se utilizan en la construcción de los locales donde funcionan. Es muy frecuente ­particularmente en la región andina de América Latina­ la participación mediante el trabajo colectivo comunitario para construir los locales de las radioemisoras o las plantas de transmisión. De ese modo la comunidad financia el proyecto político comunicacional y apoya la sostenibilidad económica de los medios alternativos y comunitarios.

En proyectos de comunicación alternativa y comunitaria que tienen una orientación política social más definida, las alianzas entre los medios y las organizaciones sociales y sindicales pueden contribuir a equilibrar la sostenibilidad económica, o a ofrecer un respaldo institucional.

Conclusión

Si bien existe una fórmula ideal para garantizar la sostenibilidad de los medios de comunicación comunitarios, lo cierto es que es que su sobrevivencia y desarrollo depende en gran medida del equilibrio entre los factores de sostenibilidad social, institucional y económica. Los procesos comunicacionales participativos que comprometen a las comunidades y contribuyen a fortalecer la organización local, tienen mejores perspectivas de sostenibilidad que aquellos proyectos institucionales que dosifican el acceso y la participación.

Por otra parte, la sostenibilidad no debería analizarse solamente desde la perspectiva de experiencias aisladas, sino en función de las relaciones que se establecen entre los medios alternativos, participativos y ciudadanos. La conformación de redes, por ejemplo, es una garantía adicional para la supervivencia y el desarrollo de los medios comunitarios. En sociedades empobrecidas por la explotación, donde la sociedad civil ha retirado su confianza de la clase política, de los partidos y de las instituciones tradicionales, la emergencia de nuevas redes de actores sociales aglutinados en torno a problemas comunitarios, constituye un ámbito propicio para la sostenibilidad.

Lo que siempre se debe tener en cuenta al hablar de la sostenibilidad es que los procesos de comunicación deben ser de la dimensión que la comunidad es capaz de asumir. El proceso de apropiación sólo puede darse cuando la comunidad asume un medio comunitario en todos sus aspectos: la política comunicacional, la tecnología y la gestión administrativa. Es mejor comenzar con recursos propios limitados y crecer junto con la comunidad, que establecer verticalmente proyectos sobredimensionados, que por su costo o por su tecnología limitarán los espacios de participación comunitaria.

El proyecto globalizador amenaza todos los días la supervivencia de la diversidad cultural e ideológica.

Cada vez se cierran más los espacios de expresión de la pluralidad política y cada vez se concentran más en manos de unas cuantas empresas multinacionales los flujos de información globales. La expansión del poder económico de un puñado de países hegemónicos y la caprichosa aplicación de las leyes de mercado, arrasa no solamente con las industrias nacionales y con la producción agrícola de los países más pobres, sino que tiene un impacto negativo sobre la educación, la cultura y las formas de organización social comunitaria.

En ese panorama mundial poco alentador, la comunicación alternativa sigue cumpliendo la importante tarea de fortalecer identidades culturales y favorecer el desarrollo de nuevas expresiones en la sociedad civil. Su sostenibilidad es ante todo el resultado del compromiso político de los actores sociales.

Los evaluadores tradicionales, acostumbrados a manejar criterios cuantitativos y a medir la comunicación con calculadoras, tienen dificultades para entender que la sostenibilidad de los medios comunitarios se rige por otros principios. Necesitamos menos contadores y más sociólogos para evaluar el impacto de los medios alternativos, participativos y ciudadanos. La dinámica de los procesos de comunicación participativa no puede medirse en cifras, sino a través de una comprensión de los fenómenos de sociedad que giran alrededor del derecho que tienen los más pobres a la expresión y al libre acceso a la información.

Los procesos de comunicación participativa no son lineales y homogéneos, por ello requieren de un esfuerzo de comprensión y empatía que tomen en cuenta la especificidad y la diversidad de las experiencias. Como afirma Clemencia Rodríguez:

"Creo que es precisamente esta explosión de la comunicación en el ámbito local la que hace de los medios ciudadanos herramientas para el fortalecimiento de la democracia. El trastorno de las relaciones de poder establecidas constituye una empresa 'enredada' y nuestros intentos de poner orden y organización no pueden sino resultar en nuestro desarraigo de esos procesos"16


NOTAS

1 Publicado por la Fundación Rockefeller en 2001.

2 En inglés se llaman: Community Multimedia Centres (CMC) o Multipurpose Community Telecentre (MCT). Además de computadoras y conexión de Internet, incluyen servicios de teléfono, fax, radio y televisión.

3 International Development Research Centre (IDRC).

4 Community Public Address System (ComPAS).

5 Jesuit Refugee Service (JRS).

6 Self Employed Women Association (SEWA).

7 Más información sobre estas y otras experiencias en Haciendo olas: Comunicación participativa para el cambio social.

8 Communication Assistance Foundation (CAF).

9 En el caso de América Latina, destaca Latin Politics, Global Media, de Elizabeth Fox y Silvio Waisbord (2002).

10 Asociación de Radios y Programas Participativos de El Salvador.

11 Community Media Council (CMC).

12 Asociación de Profesionales de la Radiodifusión Nicaragüense, fundada en 1990.

13 Los modelos de fabricación china costaban menos de 16 dólares en el mercado local.

14 Acción Cultural Popular (ACPO).

15 Village Knowledge Centres, un programa de la Fundación para la Investigación M.S. Swaminathan (MSSRF).

16 Clemencia Rodríguez, Fissures in the Mediascape: an International Study of Citizen's Media, Cresskill, NJ, EUA, Hampton Press, Inc., p. 161, 2001. Traducción de AGD.


Especialista en comunicación para el desarrollo. Desde 1997 es parte de la iniciativa "Comunicación para el Cambio Social" que promueve la Fundación Rockefeller.

Este ensayo se presentó como ponencia para la Cuarta Conferencia Internacional de Comuniación Social: Perspectivas de la Comuniación para el Cambio Social y el Tercer Encuentro Our Media/Nuestros Medios, en mayo de 2003. Agradecemos al autor su autorización para reproducirlo.

alfonso.gumucio@gmail.com

http://www.etcetera.com.mx/pag10-23dne68.asp

Evolución de radio y TV, buscarán aspirantes a Cofetel

México, 26 de junio.-- La preocupación por el desarrollo y evolución de la radio y la televisión pública, así como de las radios comunitarias y la migración de las estaciones de radio AM a FM, fueron su carta de presentación. Fueron también los temas que enarbolaron los nuevos designados por el presidente Vicente Fox para conformar el pleno de la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel).

Héctor Osuna Jaimes, José Gil Elorduy y Eduardo Ruiz Vega, ligados estrechamente a la promoción de las reformas a la Ley Federal de Radio y Televisión (Leferyt), manifestaron ante los miembros de la Tercera Comisión de la Comisión Permanente del Congreso, el interés de que el órgano regulador haga énfasis en esos temas y otros como las convergencias, la cobertura social y la defensa de los derechos de los consumidores.

Durante la sesión de entrevista, Isidoro Ruiz e Inti Muñoz, legisladores del PRD, denunciaron que la designación de los comisionados y la convocatoria para entrevistar a los nombrados por Fox fue "un atropello" y que será hoy cuando la Comisión Permanente ya tenga preparado el visto bueno a la nueva lista.

Muñoz denunció que la sesión de entrevistas realizada ayer no fue otra cosa que "un teatro". Agregó que derivado de los apresuramientos, Osuna y Gil deberán buscar que mediante "un mayoriteo de primera hora", hoy se les otorgue la licencia correspondiente para separarse del cargo, ya que el artículo 62 constitucional establece que ningún legislador en funciones puede asumir cargos del Poder Ejecutivo.

El diputado Jesús Orozco preguntó en dos ocasiones a los designados su opinión en cuanto a pendientes como la migración de las estaciones de Amplitud Modulada hacia la Frecuencia Modulada.

Gerardo Francisco González Abarca, otro de los designados, anunció que el Colegio de Ingenieros Mecánicos y Electricistas (CIME) presentará hoy al secretario de Comunicaciones y Transportes, Pedro Cerisola, un estudio en el que se demuestra que en la ciudad de México, Guadalajara y Monterrey existe saturación de espectro, por lo que hay limitaciones para nuevas estaciones FM.

Entre los presentes se comentó que temas como las estaciones permisionadas, las comunitarias y las "combos" quedaron fuera de las reformas que fueron apoyadas por Osuna, Gil y Ruiz. Héctor Osuna precisó que tales temas fueron una preocupación plasmada en la propuesta de las reformas paralelas.

Incluso Osuna dijo: "Quiero presentar públicamente el compromiso de que en seguimiento al artículo segundo constitucional, se buscará un procedimiento simplificado para que las comunidades indígenas cuando así lo soliciten puedan operar sus propios medios de comunicación en beneficio de sus comunidades."

Gil Elorduy mostró desconocimiento del sector y se limitó a responder mediante lugares comunes.

Osuna, al ser entrevistado por EL FINANCIERO, exteriorizó su desacuerdo con quienes consideran que la Cofetel se dividirá en parcelas de intereses políticos y económicos.

Ruiz Vega, también consultado por este diario, reconoció su cercanía con gente de la industria de radio y televisión y de telecomunicaciones y precisó que quien no conoce a sus regulados difícilmente los podrá regular.

Entre los temas prioritarios mencionados por los cuatro designados, destaca el reglamento interior de la Cofetel; Ruiz Vega destacó la necesidad de revisión especial a leyes secundarias y González consideró que el actual marco jurídico presenta rezagos. (José de Jesús Guadarrama H.)

http://www.elfinanciero.com.mx/ElFinanciero/Portal/cfpages/contentmgr.cfm?docId=8632&docTipo=1&orderby=docid&sortby=ASC

RSF critica cierre 'por la fuerza' de dos radios comunitarias

Reporteros sin Fronteras (RSF) criticó hoy el cierre 'por la fuerza' de dos radios comunitarias de Paraguay, 'Manantial FM' en Carayó y 'Tenondé FM' en Coronel Oviedo, que habían solicitado licencia de emisión a la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel).

'Este tipo de actuaciones de represalia resultan aún más injustificables y absurdas porque ambas emisoras se encuentran en negociaciones con la Conatel para conseguir la autorización de emitir, lo que da muestras de su preocupación por la legalidad', señaló RSF en un comunicado.

Subrayó que 'las autoridades paraguayas, y en primer lugar la Conatel, deben adecuarse a las recomendaciones internacionales en materia de libertad de expresión y conceder el espacio de palabra que reclaman las comunidades locales'.

La asociación de defensa de los periodistas señaló que los criterios para concesión de licencias por la Conatel 'varían ampliamente si se trata de emisoras comunitarias o de radios comerciales piratas, con grandes ventajas para las últimas'.

Según la Asociación Paraguaya de Comunicación Comunitaria, la policía irrumpió el pasado día 19 en la sede de 'Manantial FM' para embargar su equipo de transmisión.

Como la emisora avisó de la operación por las ondas, más de un centenar de personas -de acuerdo con las mismas fuentes- se concentraron junto a los locales de la radio y hubo enfrentamientos con agentes antidisturbios que terminaron con varias personas heridas que tuvieron que ser hospitalizadas.

Ese mismo día a primera hora de la mañana la Conatel supervisó también otra intervención para embargar los equipos de transmisión de 'Tenondé FM'.

http://actualidad.terra.es/sociedad/articulo/rsf_critica_cierre_fuerza_radios_955280.htm

27 junio 2006

Les guste o no les guste...

Aleida Calleja y Daniel Iván García Manríquez

La radio comunitaria es un fenómeno mundial con más de 50 años de existencia. En nuestro país llegó tarde, igual que los procesos democráticos hoy tan frágiles, como se demostró en la reciente aprobación de reformas a las leyes de radiodifusión y telecomunicaciones, donde los poderes del Estado se doblegaron ante el poder mediático de una empresa.

Si habíamos afirmado que el reconocimiento explícito del Estado mexicano a los medios comunitarios era un avance ­a través de los permisos que emitió para que pudieran operar­, con las reformas mencionadas esa mejora se vino abajo al no reconocer a los medios comunitarios y mucho menos darles condiciones para existir. Las radios comunitarias son experiencias que se relacionan con el ejercicio de la libertad de expresión, y su situación es indicador del grado de respeto de ese derecho, pues al responder a las necesidades de información de poblaciones específicas contribuyen a la pluralidad informativa y a que los sectores vulnerables accedan a canales de expresión que les son negados. Es la radiodifusión de uso social.

Ubicar a la radiodifusión como asunto técnico o comercial, de ingenieros o de empresarios, nos dejó largo tiempo sin comprender que teníamos más derechos que la simple protesta o cambiar de canal si no nos gustaba lo que veíamos. Se trata de un salto de simples consumidores a ciudadanos, que aún no termina, pero que revoluciona la relación entre medios, Estado y sociedad. Mientras crece la concentración de medios, paralelamente aumenta la comprensión de la sociedad para entender que en la propiedad de los medios se juega la pluralidad y por ende los procesos democráticos.

La radio comunitaria es una propuesta que un colectivo u organización ciudadana ofrece a la sociedad, expone claramente cómo pretende incorporarse y en consecuencia incidir en ese tejido social. Entendida así, es un proyecto político, en el sentido que asume compromisos y toma posición respecto de la problemática social concreta en que se desarrolla. Así, por ejemplo, tenemos radios de mujeres que reivindican sus derechos y su forma de querer ser vistas y tratadas por la sociedad; radios indígenas que defienden y fortalecen su identidad cultural; radios de jóvenes que proponen su visión, preocupaciones y formas de afrontarlas. La lista de proyectos específicos es tan amplia y heterogénea como la sociedad misma, sin embargo, queremos dejar claro que una radio comunitaria responde a un proyecto político, que no partidista, de mediano y largo plazo, y las decisiones sobre su función son tomadas por el grupo que sostiene dicho proyecto, es una reivindicación de los sujetos individuales y colectivos frente a los poderes.

Esta reivindicación se expone en forma de ideas, opiniones y lenguajes integrados radiofónicamente en pleno ejercicio de la libertad de expresión, con el fin de aportar a un diálogo colectivo para la construcción de consensos y del debate que lleven a una participación corresponsable. En otras palabras, es aportar a la construcción de ciudadanía. Quizá por ello se les ve como peligro y se trata de evitar por todos los medios su presencia y crecimiento. En un país con gran tradición autoritaria como el nuestro, el derecho a decir se ve como privilegio de unos o peor aún, el derecho al disenso se percibe como subversión, y mucho más si lo hacen comunidades empobrecidas o en situación de vulnerabilidad.

El acceso a frecuencias para operar medios es el ejercicio efectivo de la libertad de pensamiento y expresión, porque entre mayor sea la diversidad de operadores de medios, mayor pluralidad informativa existirá. Otorgar frecuencias a las comunidades campesinas, indígenas y urbano-marginales es una elemental acción de justicia para que accedan a la información y al conocimiento: "En efecto, los medios de comunicación permiten que los individuos puedan formar su propia opinión política y luego comparar la suya con la de otros. Solamente cuando el individuo es informado podrá evaluar y libremente adherirse a una u otra postura dentro del espectro político. Precisamente, la necesidad de mayor información, junto a la libertad para poder expresar e intercambiar opiniones, tienen una vital importancia en los procesos de toma de decisiones en los que los distintos miembros de la sociedad participan".1

Por ello la violación del derecho a la libertad de pensamiento y expresión no sólo se configura con el monopolio de medios, o con amenazas y persecuciones a periodistas sino que también se violenta este derecho fundamental a través de la imposición de criterios discrecionales que obstaculizan el acceso a los medios electrónicos a los grupos que no son favorables para el aparato estatal o empresarial, como sucede con las radios comunitarias en las recientes reformas a la ley.

En el caso de las radios ya permisionadas, la ley a través de medios indirectos violenta el ejercicio de la libertad de expresión, pues les pide que cumplan con todas las obligaciones como las emisoras permisionadas de Estado, pero sin posibilidades de obtener recursos financieros. No basta con dar el permiso, también hay que asegurar la equidad de condiciones para que tengan una permanencia digna. Hay condiciones sumamente restrictivas para los medios comunitarios, lo que los pone en una situación totalmente inequitativa, pues su naturaleza las ubica en la figura de permisionadas, que por ley, está diseñada para emisoras de entidades públicas que cuentan con financiamiento del presupuesto, que les permite hacer frente a sus gastos de sostenimiento sin tener fuentes alternas de ingresos como los patrocinios o la venta de espacios. Por el contrario, las comunitarias no tienen ningún techo asegurado, pero deben pagar todos y cada uno de los trámites y cumplir con todos los parámetros técnicos que son los más altos contemplados en la norma, y no se les permite ningún tipo de patrocinio o auspicio.

El problema se acentúa cuando estas emisoras tienen que realizar todos los cambios de equipo y técnicos para hacer la migración tecnológica de análoga a digital, lo cual conlleva un alto costo económico. En su momento los medios privados pidieron el refrendo de sus concesiones hasta 2021 por los altos costos de la convergencia. ¿Cómo se espera que las comunidades indígenas y campesinas puedan hacer frente a esta transición, pues no cuentan con apoyo alguno por parte del Estado, como los medios públicos para poder financiarse? Más aún, se les discrimina y tampoco obtienen recursos por publicidad oficial, pues la visión de la mayor parte de las oficinas de comunicación social de las dependencias federales es que solamente la televisión privada tiene mayor rating y con ello llegarán a toda la sociedad, cuando en realidad esa televisión no llega a las zonas indígenas y campesinas más remotas del país, que necesitan enterarse urgentemente de la oferta institucional y a las cuales dan servicio muchas de las emisoras comunitarias, y en el caso de las radios indígenas en los idiomas propios de las comunidades, donde todavía existe un alto grado de monolingüismo.

Los medios comunitarios son una tendencia mundial, es el fortalecimiento de la sociedad en un sector estratégico para la democracia, por cuanto son la posibilidad de ejercer los derechos humanos informativos, de fortalecer la pluralidad, de dar mayor competitividad en los contenidos, por favorecer los procesos sociales locales y regionales, por facilitar a las mayorías empobrecidas su acceso a la información y con ello reivindicar el uso social del espectro radioeléctrico, porque cualquier gobierno democrático sabe que concentrar el poder de informar en unas cuantas manos es hacerse rehén de unos cuantos que pueden manipular la opinión pública.

Por ello en mucho países en los últimos años se han aprobado marcos normativos que aseguran su existencia, pues su peculiar forma de propiedad y funcionamiento los hace distintos de los medios públicos que son propiedad del Estado, pero nuestro país a contracorriente de los procesos democráticos en el mundo ha optado por desconocerlos y firmar su acta de defunción con las reformas aprobadas a la ley. Su desaparición es pérdida para la sociedad en su conjunto, pero mucho más para cerca de dos millones de personas a las que actualmente dan servicio las radios en nuestro país. Por ello es obligación histórica de este gobierno determinar las políticas públicas para estos medios; es razón de Estado su permanencia, justicia mínima para los sectores más débiles. Aunque a muchos no les guste, las radios comunitarias existen pese a que ni siquiera quieran nombrarlas.

1 Cfr. Informe Anual del Relator Especial para la Libertad de Expresión, 2004, capítulo V.B.2 "La libertad de expresión como fundamento para la pluralidad en la información", párrafo 15.


Coordinadora ejecutiva de AMARC-México.
aleidda@prodigy.net.mx


Representante nacional de AMARC-México.
yetlenniis@yahoo.com


http://www.etcetera.com.mx/pag6-7ne68.asp

Auténticos medios de Estado

José Yuste

Los concesionarios privados siempre han criticado a los medios públicos. Los han considerado una competencia desleal, sobre todo cuando se meten en áreas donde los privados tienen programación. ¿Cómo no recordar los reclamos por el lanzamiento de órbita, la estación de rock del Imer, la cual tenía gran audiencia y no gustaba a varios concesionarios privados en el sexenio pasado?

Esta animadversión contra todo lo público no es nueva. Recordemos al "Tigre" Emilio Azcárraga Milmo y cómo calificaba con desprecio La hora nacional. La mala relación entre privados y públicos viene de otros tiempos, cuando el gobierno quería ser propietario, y donde no necesariamente hacía bien las cosas. Ahora debe ser diferente: La discusión sobre la existencia de medios públicos ­donde el gobierno no quiere ser el propietario de todo­ tiene que ver con los contenidos ciudadanos, con temas donde los privados no se meten o lo hacen poco, donde los temas fundamentales pueden ser los derechos de minorías o expresiones sociales que no necesariamente tienen interés comercial.

Por eso es importante el tema de las radios comunitarias. A botepronto, los privados y las autoridades decían que eran radios piratas. Otros sectores del gobierno federal, más conscientes, como Xóchitl Gálvez, señalaba que las radios comunitarias funcionan bien para el desarrollo de los pueblos indígenas. Y nosotros creemos que esas emisoras pueden tener distintas funciones sociales.

Sin embargo, nos queremos detener en una versión que corrió dentro de varios integrantes de la CIRT.


Dentro de esta cámara sí se llegó a realizar una investigación sobre las radios comunitarias, la cual terminó siendo difundida a algunos concesionarios. Y dentro de ésta existían unas relaciones políticas de radios comunitarias. Incluso, según el estudio, existía la probabilidad de que este tipo de interés político pudiera estar vinculado con un tipo de izquierda, que apoyaría a López Obrador. Algunos concesionarios sacaron sus propias conclusiones de por qué el PRD aprobó, en primera instancia, la ley de radio y TV, y más tarde el rechazo de López Obrador a la misma.

Las radios comunitarias pueden ser proyectos sociales y culturales útiles. Sólo que así, tal y como están, generan muchas sospechas en otros actores de la radio y televisión, e incluso en autoridades para las cuales sólo son radios piratas.

El problema con las radios comunitarias es también la falta de discusión sobre medios públicos. Es lamentable que las "paralelas" no se hayan tomado en cuenta, pues los que más pierden son estos medios, desde las radios comunitarias hasta la radio estatal, como el Imer, o Canal Once y Canal 22.

Hay contenidos que los concesionarios, por su naturaleza comercial, no van a producir. Un botón de muestra es la música clásica, cuya difusión cultural es esencial para la sociedad, sin embargo ésta corre a cargo de pocas estaciones públicas. Y allí el sector privado apenas participa con patrocinios.

Necesitamos revisar los medios públicos, sacarlos de la órbita del gobierno en turno para que dejen de ser instrumentos políticos, y posicionarlos como medios de Estado. Deben tener presupuestos transexenales, consejos editoriales independientes que respondan a la sociedad de manera transparente. Si algo parecido ya se logró con Notimex, ¿por qué no hacerlo con los demás medios? Existen distintos proyectos y debemos revisarlos todos para ver cuál nos conviene más en México, es decir si queremos tener algo parecido a la BBC de Londres o a la televisión pública francesa. La existencia de los medios públicos es indispensable, pero debemos definir bien sus proyectos y alcances.


Analista financiero.

joseyuste@yahoo.com

http://www.etcetera.com.mx/pag48ne68.asp

Red comunitaria

Antulio Sánchez


Las transmisiones radiales por Internet tuvieron auge en la segunda mitad de la década pasada. Pero al inicio de ésta las cosas cambiaron drásticamente. Aunque la mayoría de esos espacios difundían música comercial, asociaciones defensoras de derechos de autor y las que representan a las corporaciones discográficas como la RIIA (Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos) y similares aniquilaron prácticamente al movimiento radial por Internet (www.linuxjournal.com/article/6218). Al establecer el pago de regalías por las transmisiones llevaron a la quiebra a la inmensa mayoría de estaciones de la Web. No se pudieron sostener porque una emisora por Internet que contaba, por ejemplo, con dos mil usuarios, debía pagar diario 514 dólares en promedio por regalías.

Ante esto cobraron auge las emisoras sin fines de lucro en Internet, orientadas a apoyar a músicos y talentos no comerciales y que usan la red como plataforma de promoción de bandas y músicos. En México están RIFF 111 (www.riff111.com.mx/riff.htm), Patjane (www.radiopatjane.com.mx), Efímera (radio.efimera.com.mx) o Alternativa (radioalternativa.org, que incorpora las radios Guadalupe, Alicia, Hidrógeno y Solaris).

Radios comunitarias

En nuestro continente hay más de mil radios comunitarias con diferentes orientaciones, pero la inmensa mayoría no tiene presencia en la red y cuando ésta es usada se hace sólo como caja de resonancia de la programación habitual. Para dichas estaciones la Web no es todavía un nuevo canal de comunicación. Sin embargo, no deja de sorprender que en regiones con precarias conexiones a Internet, con pocos usuarios como áfrica ­2.5% de usuarios en el mundo­ existan varias radios comunitarias donde más que una herramienta de comunicación con la comunidad, la Web sirve para difundir a otras regiones y países las culturas locales, las necesidades sociales o los movimientos de su entorno. Pero sobre todo, como en cualquier caso, sirve más para generar redes que para captar audiencia. Lograr que la red contribuya a las necesidades de las comunidades de diferentes regiones del Tercer Mundo es una labor todavía por efectuar, pero existe allí un enorme potencial, aunque por ahora con una limitante tangible: en zonas rurales o de escasos recursos su influencia es nula si las personas no cuentan con Internet.

Radio digital y podcasting

Vivimos la era de la radio y digital, de transmisiones vía satélite, que curiosamente vuelve a otorgarle al medio la internacionalidad que le diera en su momento la llamada onda corta. Ejemplo de esa tendencia son XM Satellite y Sirius Satellite, que cuentan con más de 150 canales con calidad de sonido digital y que en EU alcanza a más de siete millones de usuarios. Este servicio de paga que ofrece música ininterrumpida y personalizada adquiere adeptos y se convierte en modelo de negocio en este terreno.

Paralelo a eso camina una sui géneris tendencia denominada podcasting, caracterizada por su parecido a un programa radial que es descargado de Internet y transferido a un reproductor de música MP3 o incluso ser escuchado en la misma computadora. Lo interesante de esta modalidad es que favorece el acercamiento de la radio a las minorías de todo tipo, hasta el punto de que hoy dicha modalidad es amigable y vinculante entre diferentes grupos humanos y donde el mismo concepto de minoría no se reduce a determinado grupo étnico o religioso, o geografía determinada, sino que incluye audiencias internacionales unidas gracias a la red de redes. Barata, en comparación con la prensa o la televisión, tecnológicamente asequible, capaz de superar fronteras y distancias largas, intensamente renovado vía Internet, abierto al futuro de la digitalización, el podcasting es una forma novedosa de hacer radio.

Esta modalidad de comunicación ya tiene miles se seguidores, como lo ejemplifican las reuniones de podcasters de California y Ontario. Si bien ésta es una de las formas más genuinas de hacer radio comunitaria en el presente, con costos reducidos a cero prácticamente, todavía es muy pronto para saber si estas nuevas prácticas serán una auténtica amenaza a las transmisiones que viven un descenso en la calidad de su programación y un distanciamiento de su audiencia. Pero sobre todo falta saber si el podcasting será la vía para revolucionar los contenidos radiales y, principalmente, las maneras de hacer radio comunitaria.


Autor del libro La era de los afectos en Internet (Océano, 2001).

tulios41@yahoo.com.mx

http://www.etcetera.com.mx/pag49ne68.asp

Una nueva forma de informarse, los medios alternativos

Pascual Serrano

La galopante pérdida de credibilidad de los grandes medios de comunicación y el desarrollo de muchas de las técnicas de comunicación, en especial internet, ha desembocado en un amplio panorama de medios de información que podríamos denominar alternativos.

Sin duda no hay dos iguales. Cada uno de ellos dispone de su propio modelo de organización, su línea informativa y editorial, su método de recogida y búsqueda de información, su relación con los movimientos sociales, etc... Lo que les une es la firme convicción de que tienen algo que decir y que los medios tradicionales no responden al derecho a la información y la libertad de expresión de los ciudadanos.

Se suele criticar habitualmente que los grandes medios de comunicación han convertido la información en mercancía para su compra y venta y que ese criterio de rentabilidad económica les incapacita para servir a la verdad. Yo creo que esa interpretación es todavía demasiado benevolente. No existen puras empresas de comunicación que busquen rentabilidad, son grupos empresariales que tienen ramificaciones en la construcción, telecomunicaciones, energía y, también, medios de comunicación. Esa estructura permite que las contabilidades financieras de cada sector no sean independientes, y que su departamento dedicado a la inversión en medios no necesariamente tenga que ser rentable en la medida que su función prioritaria es atender a la nueva imagen del resto de negocios del emporio y del mantenimiento de las estructuras ideológicas que permitan mantener el modelo económico en el que se sustentan. La contabilidad de esos medios es ficticia porque las empresas propietarias son también accionistas de otras que son anunciantes y pueden variar las partidas de ingresos publicitarios a su antojo y, por tanto, los balances de cuentas. Y todo ello condiciona los contenidos. Por ejemplo, es normal que el diario El País critique en su editorial el aumento de los impuestos que ha de pagar Repsol en Bolivia si esa misma semana esa petrolera financia con su publicidad un coleccionable de decoración del diario. O es difícil que critique la política de un gobierno, por ejemplo el colombiano, si su ministerio de educación tiene previsto designar a una editorial de ese grupo empresarial como la suministradora de los libros de texto para todos los colegios del país.


Podemos llegar por tanto a la conclusión de que es incompatible la veracidad y el rigor informativo en un modelo informativo de mercado como el actual. Aunque aparentemente todos los medios adopten una apariencia neutral en sus noticias, hace ya mucho tiempo que los expertos determinaron que el primer gran sesgo se establece con la designación de los temas a informar. Dedicar la portada de un periódico a una matanza de civiles en Iraq por el ejército estadounidense o a la entrega de un Oscar cinematográfico supone tomar partido ideológico. Reproducir unas críticas del Premio Nobel de Literatura, José Saramago, a una decisión del gobierno cubano y silenciar los elogios a otras decisiones de ese gobierno, también es tomar partido sin necesidad de mentir.


Ante ese panorama no es difícil entender que iniciativas informativas que surjan sin las servidumbres del mercado, los condicionantes de la publicidad ni las presiones de los gobiernos y grupos políticos y económicos, puedan despertar simpatías masivas entre las audiencias. Más todavía si juegan en un campo con relativa igualdad de oportunidades respecto a los poderosos como es internet.


La pluralidad de estos medios no comerciales es tal, que ni en la denominación hay consenso, mientras unos se consideran alternativos, otros gustan de llamarse de contrainformación. Yo reconozco que prefiero el primer término, puesto que el segundo supone considerar a los medios comerciales como los legítimos de información, y ese es un privilegio del que no les considero merecedores. Incluso creo que el término alternativo debemos aspirar a superarlo. El objetivo a largo plazo es que sean estos medios, no comerciales, democráticos y participativos, los que predominen en el panorama informativo de las sociedades democráticas. Si las revoluciones sociales buscan que los movimientos y los líderes ciudadanos sean los que lleguen al poder y democraticen las sociedades, las revoluciones informativas también deben aspirar a derrocar el modelo vigente de comunicación, dominado por grandes emporios económicos. Es decir, que los actuales alternativos se conviertan en hegemónicos.


De todas las vías comunicativas por las que circula la comunicación alternativa, sin duda internet es la que se ha visto más desarrollada y la que permite un mejor estudio comparativo entre el panorama existente. Su aparición ha permitido que algunos periodistas hayamos pasado en pocos años de estar buscando una publicación alternativa escrita donde colocar un texto para que fuese leído por dos mil personas a “colgarlo” hoy en una web donde será leído por cinco mil y reproducido por una docena de medios. Porque ahí se encuentra otra característica de internet, la facilidad de multiplicación. Los ciudadanos no suelen fotocopiar los artículos de prensa que consideran interesantes para ofrecérselos a sus amigos y conocidos, y menos aún las informaciones de radio y televisión. Sin embargo, sí distribuyen los textos que les interesan por correo electrónico o colocan en otras páginas web. Por tanto, los medios alternativos de la red realizan funciones también de agencia de prensa, suministrando contenidos a otros medios.


Otra característica a precisar es la diferencia entre blogs y medios propiamente dichos. Los primeros no deberían ser considerados medios puesto que, aunque proporcionan información valiosa, son fruto de un trabajo individual y, por tanto, con una capacidad limitada a la disponibilidad de su autor y a la temática que él maneja, no es un equipo coordinado que busque diseñar una alternativa comunicacional amplia.


Existen varias circunstancias que diferencia entre ellos a los medios alternativos en internet. Entre ellas, el carácter más o menos colectivo de la selección de contenidos, la existencia de un espacio para la inclusión de textos por parte de colectivos o ciudadanos y la posibilidad de añadir comentarios a los artículos publicados. Es evidente que cada opción tiene sus ventajas e inconvenientes.


El modelo Indymedia www.indymedia.org/es , una red internacional de medios independientes, es, sin duda, el que permite una opción más abierta al posibilitar que los lectores incluyan comentarios y sus propias noticias, e incluso disponen de una metodología de participación para eliminar o destacar contenidos mediante la intervención de los lectores, previamente registrados o no. Con más o menos condicionantes un lector puede situar en una de sus webs una convocatoria o una información. Sin duda, es el formato más participativo pero tiene el inconveniente de que genera incertidumbres sobre la seguridad y confirmación del contenido. También tiene el problema de que una acción coordinada de varios lectores, al tener métodos para reflejar sus deseos en los contenidos, puede condicionar excesivamente las informaciones.


Otros intentan manejar información y columnas de opinión casi exclusivamente propias, como Insurgente www.insurgente.org . Nacidos a partir de un pequeño núcleo de intelectuales de Cádiz han logrado un elenco de firmas valiosas que nunca hubieran podido acceder a la gran prensa por su línea ideológica. Junto a ellas, una decena de informaciones diarias reflejan otras noticias que suelen ser silenciadas en los grandes medios.


Y hay quienes, como Rebelión www.rebelion.org , intentan mantener el equilibro entre firmas de reconocido prestigio y desconocidas, siempre reservándose los editores la decisión de la publicación y sin permitir comentarios a los textos publicados. Considerado el medio español más antiguo en internet -este mes de septiembre cumplirá diez años-, entre textos de información y comunicación, cada día sale a la luz con medio centenar de artículos clasificados por secciones. Su vocación es claramente internacional, evitando que las informaciones sobre España dominen su oferta y también, como Insurgente, está gestionado tan solo por una docena de amigos.


Sin duda, una de las claves del funcionamiento de estos medios es que entre sus promotores exista una adecuada cualificación y formación no sólo en periodismo sino también en informática. Probablemente, esa simbiosis entre periodistas e informáticos es la clave de que el proyecto funcione. Por otro lado, debe de tratarse de periodistas o columnistas impregnados de un pensamiento enfrentado a las ideología dominante, porque de otra forma poco tendrán que aportar de novedoso al panorama comercial existente.


Esta última característica suele estar resuelta cuando el medio alternativo nace a la sombra de alguna organización social. Por ejemplo es el caso de ATTAC Madrid www.attacmadrid.org . La línea informativa y el conocimiento de la temática está garantizada en el medio, sin embargo tendrá el problema de que todas las dinámicas y conflictos internos de la organización se traslada al medio. Igualmente, su temática será más localizada y no abarcará todo el espectro informativo.


En cuanto al ideario, los medios alternativos se mueven desde el anarquismo militante como La Haine www.lahaine.org a la inspiración en el republicanismo, es el caso de La República www.larepublica.es o Unidad Cívica por la República www.nodo50.org/unidadcivicaporlarepublica . Aunque algunos tengan una ideología muy definida, raramente suelen estar vinculados formalmente a un partido, lo que confirma la incapacidad de las organizaciones políticas como alternativa de comunicación.


Otros conceden prioridad a la información del estado español, como Kaos en al Red www.kaosenlared.net , lo que les hace muy valiosos para difundir convocatorias y actividades en España. Incluso Kaos en la Red y La Haine, en muchas ocasiones, han realizado coberturas informativas casi en tiempo real de movilizaciones o manifestaciones. La Haine lo hizo con las manifestaciones frente a las sedes del Partido Popular tras los atentados de Atocha y Kaos en la Red sobre las manifestaciones de Salamanca con motivo de la Cumbre de Jefes de Estado de América Latina el pasado año. En ambos casos publicaron gran cantidad de fotografías.


Algunos medios están especializados temáticamente, como los ecologistas de www.ecoportal.net , el Comité de Solidaridad con la Causa Arabe www.nodo50.org/csca o Iraq Solidaridad www.iraqsolidaridad.org , estos dos últimos con una gran calidad de diseño y contenidos. Es entonces cuando su función de agencia de prensa para nutrir a los medios más generales es fundamental, algo parecido al papel que cumplen algunas webs especializadas en derechos humanos, como Nizkor www.derechos.org/nizkor.org . Los hay con muy buenos artículos de opinión como Sin Permiso www.sinpermiso.info , con sede en España y también existente como revista mensual, o Znet en español, desde Estados Unidos, bajo el auspicio de Noam Chomsky www.zmag.org/Spanish/ .


Y los hay también de clara inspiración cristiana de base. Es el caso de Noticias Obreras, www.hoac.es/noohoa.htm , que dispone de su versión en papel, o Redes Cristianas http://www.redescristianas.org desde la cual se puede acceder, como nombre indica, a un amplio entramado de medios de inspiración cristiana progresista . Probablemente sean los colectivos religiosos los que tengan una trayectoria más consolidada en prensa alternativa escrita. También en esa órbita se encuentra el portal Gloobal www.gloobal.info , donde además de una revista existe un magnífico banco de datos dotado de un buen buscador y anuario por países.


Incluso existen organizaciones que sirven de red para su coordinación. Es el caso de www.nodo50.org , en torno a la cual se integran numerosos medios alternativos. El fenómeno de Nodo 50 es especialmente interesante. Autodenominados “territorio vitual para los movimientos sociales y la acción política en internet”, se definen como “un proyecto autónomo de contrainformación telemática orientado a los movimientos sociales, una asamblea independiente que proporciona servicios informáticos y comunicativos a personas, grupos y organizaciones de izquierda, un servidor de Internet en el que confluyen voces antagonistas y alternativas desde un amplio espectro político; un centro de encuentro, difusión y contrainformación para l@s sin voz, disidentes, subversiv@s, utópic@s y desencantad@s... nada más y nada menos”. Para hacernos una idea de la envergadura del proyecto basta con saber que en él se agrupan nada menos que 1.050 organizaciones. Nodo50 les ofrece alojamiento para sus webs, correos electrónicos, cursos de formación y coordina la difusión de una agenda de convocatorias y de informaciones.

Si bien la mayoría de los medios apuestan predominantemente por el texto entre sus contenidos, la mejora de la velocidad de conexión y el desarrollo de las tecnologías para comprimir archivos está orientando a incluir cada vez más elementos audiovisuales en las web alternativas. Es el caso de Red con Voz www.redconvoz.org , que se denomina “un espacio dentro de la comunicación radiofónica comunitaria para la democratización de la información”. Desde su web se puede acceder a las grabaciones de sonido de noticias y reportajes de numerosas radios comunitarias. Otra de las agencias que fusiona texto y grabación es la latinoamericana Púlsar www.agenciapulsar.org , que cada día oferta en su web media docena de breves noticias, tanto en texto como en sonido. Está integrada en la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), una organización no gubernamental internacional al servicio del movimiento de la radio comunitaria, que agrupa cerca de 3.000 miembros y asociados en 110 países.

Su objetivo, afirman, “es apoyar y contribuir al desarrollo de la radio comunitaria y participativa de acuerdo con los principios de solidaridad y la cooperación internacional”. En el Consejo Internacional de AMARC se encuentran representados todos los continentes.

Y es que, en la medida en que el desarrollo tecnológico lo permita, internet puede ser el método de acceso también a los medios radiofónicos e incluso de televisión. Ya hay varias televisiones alternativas y comunitarias que pueden ser vistas mediante el ordenador. En España, desde el País Valenciano, Pluralia www.pluralia.tv es un ejemplo a destacar, sin olvidar la veterana madrileña Tele K www.vallecas.org , ésta última más volcada a la emisión por UHF que por internet. Ya, a nivel internacional, Arco Iris http://es.arcoiris.tv/ permite que el navegante defina el horario de programación y los contenidos que le interesan. Las televisiones públicas no comerciales de países como Cuba y Venezuela también están permitiendo el acceso a sus contenidos en directo desde internet. Destaca el caso del canal internacional Telesur que, bajo el auspicio de los gobiernos de Venezuela, Cuba, Argentina, Uruguay y recientemente Bolivia emiten su señal en la red y autorizan la libre reproducción por televisiones comunitarias. También disponen de una versión del informativo sólo en sonido para ser reproducida por las radios libres.

El apoyo de algunos gobiernos, como el venezolano, ha permitido que existen sitios en internet donde se puedan descargar documentales gratuitamente. Es el caso de Venezuela en vídeos www.venezuelaenvideos.com/ .


Llama la atención el hecho de que los medios alternativos, a pesar de tener un perfil editorial definido, suelen ser más plurales que las organizaciones sociales. Por ello se pueden encontrar textos antinacionalistas de izquierda junto a independentistas vascos en Insurgente, o conviviendo firmas de izquierda que tienen fuertes discrepancias como, por ejemplo, James Petras e Ignacio Ramonet en Rebelión. Se trata de posiciones que difícilmente podrían ser compatibles en una organización tradicional.


La disponibilidad y el apoyo de importantes firmas de opinión también requiere un comentario aparte. Porque si bien muchos de los colaboradores son desconocidos para la gran mayoría de la población, aunque no por ello valiosos, la gran mayoría de las firmas prestigiosas de la izquierda mundial han reaccionado con gran entusiasmo y generosidad ante los medios alternativos. Prácticamente todos están cediendo sus trabajo y sus derechos de autor desinteresadamente, demostrando que no sólo tienen un discurso solidario y comprometido, sino también un accionar. Autores como Noam Chomsky, James Petras, Ignacio Ramonet, Arundahti Roy, Heinz Dieterich o Carlos Taibo ofrecen sus textos sin interés alguno a estos medios. Otros como la novelista Belén Gopegui o el ensayista Santiago Alba incluso forman parte del staff de alguno de estos medios, concretamente de Rebelión, dedicando tiempo y esfuerzo a la selección y revisión de textos. El impacto de muchas de estas firmas en medios alternativos de internet es tal que, según un breve estudio comparativo realizado en junio de 2005 entre columnas de opinión del diario El País y de Rebelión.org , firmas como la de James Petras en este segundo tenían más accesos que otras, por ejemplo de Vargas Llosa, en el diario líder de la prensa española


Tampoco debemos olvidar otro capital humano que dedica su esfuerzo a los medios alternativos, son los traductores. Toda una legión de casi anónimos que seleccionan artículos en otros idiomas para hacerlos legibles en español, o al contrario, eligen textos en español para ser reproducidos en medios alternativos no hispanoparlantes. Incluso también están organizados en colectivos sin ánimo de lucro al servicio de otro modelo de comunicación, es el caso de Tlaxcala, la red de traductores por la diversidad lingüistica www.tlaxcala.es .


Las fuentes de financiación son también otro elemento a tener en cuenta. En el caso de internet, el sistema no suele ser muy complicado, no se requieren grandes recursos económicos por lo que sólo la disposición del tiempo y del trabajo de los activistas informativos e informáticos basta para sacar el proyecto adelante. En otras ocasiones la existencia de una organización social no exclusivamente dedicada a la información detrás del proyecto, ayuda a conseguir los recursos, es el caso de los grupos ecologistas, cristianos o alterglobalización como ATTAC. Las radios comunitarias logran mantenerse mediante el apoyo solidario de sus integrantes puesto que sus gastos tampoco son excesivos, quizás el más importante es el de un local. Probablemente sean las iniciativas impresas las que sufran más que ningún otro proyecto la asfixia económica. De ahí el mérito de propuestas como el quincenal Diagonal www.diagonalperiodico.net , que ya lleva en la calle más de un año y tiene su propia red de distribución, si bien los suscriptores son fundamentales para su supervivencia. Y no digamos ya la heroica trayectoria de El Viejo Topo www.elviejotopo.com , en los quioscos todos los meses desde 1976. En cualquier caso la publicidad no suele ser una fuente de ingreso predominante, entre otras razones porque son los anunciantes y las agencias quienes saben que no van a poder condicionar los contenidos con sus ofertas, de ahí que no haya interés mutuo en contrarse.


La función de los medios alternativos ha llegado a superar la mera difusión de noticias y artículos de opinión para convertirse en una estructura alternativa de difusión cultural. Editoriales marginadas de la gran prensa, discográficas independientes y organizaciones culturales no comerciales han encontrado en estos medios una vía de difusión de su trabajos y propuestas logrando romper el monopolio de los grandes medios. Las sinergias han logrado desarrollarse hasta el punto de que medios como La Haine tiene creada una distribuidora de libros y música y patrocinaron la grabación de un CD de música en el que varios intérpretes donaron los derechos para este medio. Por su parte, Rebelión lleva ya publicados varios libros con textos cedidos por prestigiosas firmas de la izquierda mundial. Se trata de Washington contra el mundo y Palestina existe, editados por Foca, y Periodismo y crimen y Mirando a Venezuela, editados por Hiru. Otras revistas periódicas como El Viejo Topo combinan su información con una fructífera actividad editorial.


En otras ocasiones, libros íntegros se han puesto en internet a disposición de los lectores cedidos por el propio autor, con una acogida excepcional. Sirva de ejemplo la obra Coca-Cola, la historia negra de las aguas negras, que lleva acumulada la escalofriante cifra de 84.000 descargas desde Rebelión.


Pero no podemos limitarnos a citar los medios surgidos en España, en internet las fronteras no existen. En América Latina destacan, entre otras, las agencias Argenpres www.argenpres.info , ALAI http://alainet.org/ y Adital www.adital.org.br , con sede en Brasil, pero con toda su información también en español. Originaria de Francia bajo el auspicio del periodista Thierry Meyssan, Red Voltaire tiene versiones en diferentes idiomas. La versión en español http://www.voltairenet.org/es aglutina informaciones de varios medios alternativos latinoamericanos como la revista Question, la agencia Alia2 o Altercom, entre otros.


Existen otros medios que, a pesar de estar incardinados en el mercado, yo sí considero alternativos, porque alternativos son sus contenidos y los principios editoriales en los que se basan. Evidentemente, son pocos puesto que el sistema deja pocos resquicios a la disidencia, pero su mérito y su calidad merece que los recordemos. Se trata de algunas agencias como Inter Press Service www.ipsnoticias.net , donde la información del Sur, la medio ambiental y la cobertura de los foros sociales es valiosísima, y la cubana estatal Prensa Latina www.prensa-latina.com , siempre atenta a informar de los lugares más remotos del mundo sin dejarse influenciar por intereses económicos o publicitarios. También en esta línea se encuentra ese magnífico periódico mexicano que es La Jornada www.jornada.unam.mx , que con tanta generosidad ha apoyado a los medios alternativos cediendo amablemente su trabajo.


Pero la abrumadora presencia de propuestas alternativas con cientos de activistas apostando por ellos y cientos de miles de seguidores no debe impedir reconocer las deficiencias y retos. Sigue siendo necesario un mayor rigor y calidad en los contenidos. El carácter militante y voluntarista de muchos de los periodistas que los sacan adelante provoca en demasiadas ocasiones que se abuse de un estilo panfletero que prioriza las valoraciones y adjetivos fáciles y deja en segundo término los datos, la información y los argumentos bien elaborados y razonados. También son demasiadas las ocasiones en las que esa voluntariedad provoca una falta de constancia y regularidad que impide abrirse un hueco en el panorama de las audiencias y consolidar un público fiel y estable. Ese es otro de los debates que surgen en los medios alternativos. La ausencia de recursos con los que remunerar a quienes los sacan adelante garantiza el desinterés económico de sus integrantes, pero, en cambio, puede generar incertidumbres sobre su continuidad


Es evidente que razones de espacio nos han impedido citar un mayor número de medios, sin embargo parece indiscutible que, cada vez más personas, comienzan a descolgarse del modelo tradicional de búsqueda de información a través de la gran prensa escrita y optan cada mañana por darse una vuelta por su páginas preferidas alternativas y “montar” su propio periódico diario. De este modo, pueden estar seguros que sus contenidos no estarán sometidos a condicionantes empresariales, ni presiones de la publicidad, ni chantajes políticos. Sólo la vocación y el deseo de personas que apuestan por la libre expresión y el derecho a la información, es decir, el verdadero motor del periodismo honesto.


Pascual Serrano ( www.pascualserrano.net ) es cofundador del periódico Rebelión y asesor editorial del canal internacional Telesur. Su último libro es “Perlas. Patrañas, disparates y trapacerías en los medios de comunicación”. Febrero 2006. El Viejo Topo