10 agosto 2006

«Guerra tecnológica» por la libertad de expresión en China

TEXTO: PABLO M. DÍEZ CORRESPONSAL PEKÍN.

La clausura de dos «blogs» de la poetisa tibetana Woeser y la consiguiente protesta de un centenar de intelectuales y disidentes es la última batalla por la libertad de expresión en internet que se libra en China.

En esta desigual «guerra tecnológica», el régimen comunista ha impuesto una férrea censura en la Red tras erigir una auténtica «Gran Muralla» cibernética. Para ello, ha contado con la colaboración no sólo de grandes portales internacionales como Yahoo o Google, que se han doblegado a sus imposiciones en busca de un mercado con más de 110 millones de internautas, sino también de importantes compañías occidentales. Según han denunciado reiteradamente Reporteros Sin Fronteras y Human Right Watch, empresas punteras como Microsoft, Cisco System, Nortel Network, Sun Microsystems o Websense han suministrado a Pekín los más avanzados adelantos tecnológicos para rastrear el ciberespacio, detectar los contenidos políticamente sensibles y establecer los filtros necesarios que impidan el acceso a los mismos por parte de los usuarios.

Frente a dicho control de internet, que ya se ha convertido en el reto más peligroso para el Gobierno chino por ser el mayor y más libre foro de debate del mundo, se ha extendido la utilización en el gigante asiático de programas como Dynapass, Ultrasufr, Freegate y Garden Networks, capaces de burlar la censura. Con la descarga de dicho «software», resulta posible conectarse a los sitios de la Red vetados por el régimen, al menos hasta que éste detecta las intromisiones y actualiza de nuevo sus sistemas operativos para intensificar las barreras. Y vuelta a empezar, una y otra vez, en este duelo sin cuartel...

No en vano, el coloso oriental se ha ganado a pulso su puesto número 159 en una lista de 167 países elaborada por Reporteros Sin Fronteras para medir el respeto a la libertad de expresión en el mundo. Y es que China no sólo bloquea páginas «web» que contienen términos tan incómodos para el régimen comunista como «democracia», «libertad», «Taiwán», «manifestaciones de Tiananmen», «independencia del Tíbet» o «Falun Gong», sino que cierra cada año miles de portales y «cibercafés».

Para llevar a cabo esta feroz represión, Pekín se sirve de una legión de decenas de miles de agentes que conforman la denominada «policía virtual», que monitoriza la Red en busca de los asuntos prohibidos. Tras los logros alcanzados en las principales capitales del país, donde se han clausurado 200 foros de debate, se han eliminado 1,5 millones de comentarios «on line» y 45 páginas «web» han autocensurado sus contenidos, el Gobierno acaba de ampliar sus patrullas a otras ocho grandes ciudades: Chongqing, Hangzhou, Ningbo, Qingdao, Xiamen, Guangzhou, Wuhan y Chengdu.
«Los agentes vigilarán internet en tiempo real y pedirán a los responsables de los chats que cumplan la ley, por lo que éstos acarrearán con las consecuencias de las infracciones que se produzcan», anunció el viceministro de Seguridad Pública, Zhang Xinfeng.

Navegando entre espías

Con el fin de evitar arriesgadas tentaciones, algunos portales como «Jingjing» y «Chacha» muestran en sus páginas «web» el dibujo de un policía para informar a sus clientes de que están siendo espiados mientras navegan por el «ciberespacio». Gracias a este sistema, el Gobierno se congratula de que se ha reducido en un 60 por ciento la visita a lugares con contenidos «dañinos», como la perseguida pornografía.
Pero a nadie se le escapa que tal método sirve también para disuadir a los internautas de frecuentar enlaces que aborden asuntos políticos demasiado comprometidos. Además, no hay que olvidar que agentes de paisano acechan a los usuarios de los «cibercafés», lo que ha dado lugar a una vigilancia casi total que ya ha reportado sus primeros frutos judiciales.

Acusado de subversión, un profesor de 27 años de la provincia de Shandong, Ren Ziyuan, ha sido condenado a 10 años de prisión por exponer sus ideas democráticas en la Red, uniéndose así a los más de 80 periodistas y «ciberdisidentes» que permanecen entre rejas en la mayor «cárcel del pensamiento» del mundo, China.

http://www.abc.es/20060809/tecnologia-tecnologia/guerra-tecnologica-libertad-expresion_200608090242.html