21 abril 2006

FM La Tribu renuncia al Foro Argentino de Radios Comunitarias FARCO.

Hace cinco años -en julio de 2001- decíamos "Seguimos sosteniendo que no existe movimiento si las radios no tienen prioridad. Esta convicción fue, quizás, la principal cuando iniciamos el camino de recuperación de Farco. Si las radios no logran consolidarse, de nada servirá la red. Si las radios no construyen visibilidad, nuevos proyectos y nuevas relaciones, la red se debilita o se transforma en una superestructura sin sustento de las asociadas. En definitiva si las radios que formamos parte de Farco no crecemos y nos fortalecemos, la red tiende a ser un espacio formal y con poca legitimidad hacia adentro."

Teníamos esas diferencias que fueron expresadas claramente en un espacio formal, seguidas de una autocrítica propia. Estos motivos, sumados a que nos encontrábamos en una etapa de reorganización interna, nos llevaron en ese momento a renunciar a la Mesa Nacional. Fuimos muy criticados por la decisión, aunque los argumentos de la misma no fueron igual de discutidos. Pasaron algunos años, consideramos las críticas que se nos hicieron, llegamos a un momento de mayor fortaleza interna, volvimos a integrar la Mesa Nacional en un intento, en sintonía con otros colectivos, de protagonizar la construcción de la red. De hacernos cargo de nuestras opiniones desde adentro de los espacios de construcción y discusión.

En estos años, se inauguró el centro de producción como consecuencia de la participación de Farco en un proyecto gestionado por ALER, comenzaron a generarse nuevas vías de financiamiento a través de redes como la misma ALER y AMARC, subsidios nacionales, gestiones de pautas. También se avanzó en cuestiones vinculadas con el tema legal.

Como contracara de ese "crecimiento" muchas radios manifestaron, más o menos sistemáticamente, desacuerdos con los métodos de construcción con los que se llevaban adelante esas acciones, desacuerdos con el hecho de que otras líneas de construcción de la red no aparecieran en la agenda, desacuerdos con el hecho de que la red no fuera algo más que la ejecución de proyectos financiados por la cooperación internacional o los subsidios estatales, diferencias con algunos de los acuerdos políticos que desde la red se hacían con otros actores sociales o con el gobierno.

Muchas veces, la respuesta a estos planteos fue "Háganlo". "¿Quieren que Farco tenga un programa de Capacitación? Háganlo." La gestión de Farco no se ve como la construcción de consensos entre las radios para construir políticas en red. La política de Farco sería consecuencia entonces de lo que las radios pudieran hacer en una especie de competencia interna por la generación de condiciones.

Así funciona hoy Farco. Si la conducción puede conseguir un proyecto de cooperación internacional para tener un centro de producción, el centro de producción es prioritario para la red. Al mismo tiempo, desde hace años las radios vienen pidiendo que Farco tenga una política de capacitación, pero como la capacitación de las radios asociadas no es un tema que le interese a la conducción, la conducción no desarrolla una política para conseguir recursos y Farco entonces no tiene, a pesar de ser un red con más de 15 años, una política de capacitación.

Así, llegamos en conjunto con otras radios a los planteamientos por todos ustedes conocidos realizados tanto en la última Asamblea como en el encuentro en el marco de Ritmo Sur . Nuestra intención fue dar una discusión en el interior de la red, dar continuidad a nuestra convicción de que Farco debería ser un espacio estratégico para el desarrollo de las radios comunitarias en nuestro país.

Las y los que estuvieron presentes en la Asamblea de San Martín de los Andes de Farco, recordarán que luego de una de nuestras intervenciones, Néstor Busso, en ese momento presidente de Farco, concluyó su respuesta con la frase "diferencias sí, sospechas no." Sintetizó de esta manera sus argumentos, compartidos por muchos de los presentes: puede haber diferencias dentro de la red, podemos no estar de acuerdo en algunas cuestiones, podemos expresar formas de hacer política distintas pero tenemos que asumir el compromiso de construir en el marco de la unidad sin que esas diferencias se transformen en sospechas, en dudas sobre los motivos por los que cada uno de nosotros estamos en Farco .

Fue habitual en los últimos años, pero desde esa Asamblea -de manera creciente y paradójica si se tienen en cuenta las palabras citadas- si hay algo que se divulga sobre La Tribu son sospechas.

Es poco agradable para nosotros tener que decirlo aquí pero se suceden las anécdotas sobre las veces que integrantes de la conducción de Farco ponen en cuestión la ética de La Tribu y la de algunos de sus integrantes. Estemos presentes o ausentes en las reuniones, cuestionemos o no cuestionemos las decisiones que se toman , hagamos cosas o no las hagamos, participemos pasiva o activamente, La Tribu está puesta en cuestión a niveles cada vez más increíbles .

Circulan versiones en las que todo lo que hacemos lo hacemos por plata, por fondos de la cooperación internacional, para que Farco se pelee con AMARC, para que Farco pierda legitimidad en ALER o para que Farco no consiga recursos. Circulan en reuniones de Mesa en las que no estamos presentes, en visitas a las radios, en llamados telefónicos. Circulan en un nivel en que ni siquiera es posible responderlas. Porque para responder nos obligarían a entrar en la misma lógica que criticamos: inventar trapos sucios para ocultar problemas políticos.

Nosotros no tenemos por qué convivir con la permanente puesta en cuestión de nuestros valores y prácticas . Diferencias sí, sospechas no, podríamos decir.

Farco se desarrolla de acuerdo a líneas con las que hemos manifestado reiteradamente nuestros desacuerdos. Vamos a repetirlas sintéticamente en este texto: En uno de los documentos producidos en una Asamblea de socios se decía que "la red será tan fuerte como la más débil de sus integrantes".

Nuestro principal desacuerdo en la construcción interna de la red es que dicha construcción está centrada en la consolidación de una estructura administrativa más que en el fortalecimiento de las radios que la integran. Como si Farco pudiera ser un actor político comunicacional independientemente de las realidades de sus integrantes.

Nuestro principal desacuerdo en la construcción social de Farco: las relaciones con los actores políticos, en especial, en el actual contexto, con el kirchnerismo. De esto último son claro ejemplo las marchas y contramarchas en relación con la "normalización". Todas las veces que quisimos dar una discusión sobre el tema legal y las negociaciones que se estaban teniendo con el Comfer la respuesta fue "¿Entonces prefieren seguir siendo ilegales?".

Se cerró toda posibilidad de debate político sobre el tema, con el argumento de que estábamos a punto de conseguir licencias para todas las radios de Farco. Se cerró toda posibilidad de discusión seria sobre la política comunicacional del Gobierno Nacional a cambio de lograr algo que no se logró.

Mientras movimientos sociales, profesores universitarios, abogados especializados, organizaciones no gubernamentales, ciudadanos y ciudadanas ven con preocupación creciente la política en materia de comunicación del presidente Kirchner, Farco no discutió pasos estratégicos a seguir, posiciones públicas a tomar, declaraciones que hacer.

Desde La Tribu hemos dicho en qué no estamos de acuerdo con la política de gobierno en el campo de la comunicación y vale la pena decirlo de nuevo. En 2005 el gobierno de Kirchner extendió a través de un decreto las licencias de los multimedios por diez años. Esto significa que los consorcios propietarios de canales de TV y radios harán uso de esas frecuencias durante décadas. Esta decisión se tomó sin ningún tipo de consulta pública. También durante 2005, algunos empresarios recibieron por adjudicación directa licencias de radiodifusión (Mario Pergolini por ejemplo).

Nunca el gobierno demostró interés en que se sancione una Ley de Radiodifusión de la democracia. La modificación del artículo 45 con la que se llenaron la boca en su momento sigue sin estar reglamentada. La distribución de la publicidad oficial es discrecional. La gestión de los canales en manos del Estado está lejos de garantizar niveles de pluralismo y servicio público.

Farco tuvo en su Asamblea a un funcionario del Comfer diciéndonos, con el aval del Presidente de Farco, todo lo que el Comfer haría por nosotros. Todo eso a cambio de muy poco en términos de "beneficios legales para las radios". Beneficios que de todas maneras hubieran sido muy relativos si lo que teníamos que poner las radios a cambio era legitimar una política de comunicación gubernamental que consideramos contraria a las ideas por las que siempre luchamos.

Desacuerdos con las líneas de construcción y la decisión de no seguir conviviendo con el cuestionamiento sistemático que se hace de La Tribu, nos llevan hoy a renunciar a nuestra participación en Farco.

No podemos seguir participando en una red cuya conducción lleva adelante líneas políticas con las que tenemos desacuerdos sustanciales.

No compartimos un concepto de red que implica absorber las iniciativas de sus integrantes en lugar de fortalecerlas. Concepto que tiene como consecuencia que se cuestionen iniciativas que no se hacen "con el sello de Farco". Por supuesto, cuando La Tribu intentó usar el "sello de Farco", no tuvimos acuerdo de los integrantes de la Mesa Nacional. Porque parece que la propiedad sobre el "sello de Farco" está desigualmente distribuida.

Varios proyectos nuestros fueron cuestionados -no criticados, sino cuestionados en su legitimidad- por que no se realizaban bajo la órbita de Farco. Los mismos cuestionamientos no se están escuchando ahora cuando Néstor Busso -principal promotor de esas críticas - está dinamizando desde Radio Encuentro una red patagónica de radios comunitarias con financiamiento de una organización internacional.

Nosotros hacemos una alianza con radios del Cono Sur producto de la cual han recibido capacitación más de 200 emisoras de la región y se nos acusó pública y sistemáticamente de crear una red paralela y atentar de esta manera contra Farco.

Otros consiguen financiamiento para crear una red regional "dentro" de Farco y estamos todos de acuerdo. Notamos cierta discrecionalidad en el tratamiento.

No estamos de acuerdo con un concepto de red que prioriza la construcción de un espacio administrativo para gestionar recursos destinados a fortalecer el mismo espacio administrativo.

No estamos de acuerdo con una conducción que se dedica a descalificar sistemáticamente a las radios integrantes que plantean diferencias o a atribuirles oscuros motivos políticos y/o económicos. Descalificación que ha incluido una creciente actitud amenazante, llamados telefónicos a otras radios para sugerirles que se decidan entre "nosotros o ellos", puesta en cuestión de nuestra ética porque recibimos financiamiento internacional, puesta en cuestión de los mecanismos institucionales de las redes internacionales y llanas mentiras.

Hemos tratado, en los últimos tres años por lo menos, de hacer de estos desacuerdos una fuerza para la construcción. De dar las discusiones que nos parecían relevantes y de amargarnos lo menos posible por los agravios. No lo logramos. Ninguna de las dos cosas.

No lo logramos porque Farco es un espacio en el que se construye lo que su conducción decide construir. Está en su "cultura institucional" como dirían los expertos. Cultura institucional que nosotros seguramente hemos colaborado en construir y no hemos podido modificar.

Somos concientes de nuestras limitaciones. Sabemos que no pudimos cambiar las prácticas de la conducción de Farco o generar una nueva conducción. Pero también sabemos que ese no es argumento para desestimar nuestras críticas.

No está en nuestra concepción de la política competir en la carrera por los cargos. Si el modo de construir poder en Farco es únicamente pelear por la conducción, no son los términos en los que queremos construir un proyecto colectivo, horizontal, con incidencia y creatividad.

En los meses transcurridos desde la Asamblea, se han acumulado una cantidad de agravios a nuestro colectivo y a sus integrantes por parte de la conducción de Farco con los que no estamos dispuestos a convivir nunca más.

Este año decidimos participar de la convocatoria del programa Ritmo Sur y otras actividades relacionadas con Farco. Pero en la última reunión de Mesa realizada hace diez días, sin nuestra presencia fuimos blanco nuevamente de difamaciones y mentiras con la excusa de hablar sobre un proyecto de trabajo que La Tribu desarrolla con éxito desde hace años capacitando a radios gestionadas por pueblos originarios.

Con una práctica persecutoria y obsesiva que ya es habitual, se pone en duda la ética de compañeros del colectivo La Tribu, lo cual casi siempre se hace en ausencia de las personas mencionadas lo que además de ruin es un acto de cobardía. Para nosotros ya fue suficiente. Por eso creemos que la mejor decisión que podemos tomar es renunciar a nuestra afiliación a Farco.

No dejaremos por supuesto de trabajar en red con las radios que actualmente la integran, porque creemos que la construcción en red es la verdadera razón de ser de nuestros proyectos y no una excusa para construir una oficina. La red somos las radios.

Sabemos que esta renuncia también será interpretada por algunos con la lógica de la sospecha. Que se dirá por ahí que hacemos esto por algún oscuro propósito político o porque tenemos miles de euros en una cuenta bancaria que estarán disponibles en el momento en que enviemos esta renuncia.

Sabemos también que para muchas radios que integran la red lo que haga o deje de hacer La Tribu no es un asunto relevante. Y que muchos de ustedes están cansados de esta discusión. Nosotros también estamos cansados. Por eso nos vamos. Nos vamos a buscar nuevas discusiones, discusiones que tengan nuevas consecuencias en la vida cotidiana de las radios comunitarias y de las comunidades de este país. Que en definitiva era lo único que nos importaba cuando fundamos Farco.

Esperamos encontrarnos con muchos y muchas de ustedes en los caminos que solemos transitar.

Colectivo La Tribu.


PD: siempre hemos firmado como lo que somos, un colectivo. Como hasta eso nos han cuestionado las personas que no entienden que es un colectivo aquí les contamos quienes somos alguna-os de la-os miembros de este colectivo que firma:

Agustín Sinibaldi, Carlos Pinto, Claudio Vivori, Damián Valls, Ernesto Lamas, Gabriel Eusebi, Gastón Montells, Guillermo Rossi, Hugo Lewin, Larisa Kejval, Laura Rodriguez, Paula Castello, Rodrigo Tornero, Soledad Tordini, Pablo Vannini, Ximena Tordini.