23 septiembre 2009

John Blossom: «El mundo es ya una gran nación de editores»

El experto en TIC confirma el vuelco de los sistemas de comunicación tradicional hacia el periodismo ciudadano


¿Está el futuro de la humanidad en manos de los editores ciudadanos? Radicalmente, «sí». John Blossom, experto en marketing y TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) ve en los medios de comunicación social una herramienta muy poderosa para cambiar el mundo. «Tienen un impacto inmediato, su poder nos llega en tiempo real», sostiene este experto en redes sociales que ayer participó en los Encuentros de la Juventud «Cabueñes 2009». Para Blossom el mundo se ha convertido en una gran nación de editores.

Este experto analista, autor de «Sobrevivir y prosperar a través de los medios de comunicación social» (un libro desarrollado de forma comunitaria a través de la red para abordar el potencial de los medios de comunicación social), señaló que el llamado «periodismo ciudadano» es algo más que un desafío para las instituciones porque ya tiene el potencial de «cambiar el ADN de la sociedad humana».

A su juicio, el desarrollo de las nuevas tecnologías en el siglo XXI llevará a un cambio radical de la sociedad: «En 50 o 100 años podríamos llegar a ver una informática orgánica. Quizás entonces el ser humano actual sea irreconocible para el hombre del futuro como lo es ahora para nosotros el hombre prehistórico», apuntó Blossom. No obstante, el más significativo de los cambios sociales asociado al desarrollo de las nuevas tecnologías se centra en el ámbito de la comunicación humana. «El periodista tradicional no desaparecerá, pero cambiará la forma de comunicar», indicó Blossom. «Quizá cambie el soporte pero se mantendrán los contenidos y las fuentes», agregó.

La difusión de la ejecución de Saddam Hussein gracias a la grabación del acto a través de un teléfono móvil por un único ciudadano que permitió que se pudiera contemplar en todo el mundo en pocos minutos sirvió como ejemplo, en la exposición de Blossom, acerca del poder de las redes de comunicación social. Aportan «más flexibilidad» y ofrecen una capacidad de reacción «inmediata», explicó . ¿El resultado? Miles de ciudadanos en todo el mundo se convierten en informadores frente a los medios de comunicación tradicionales «incapaces de informar con la misma rapidez que las personas que presencian los sucesos», como en el caso del último terremoto en China o las elecciones de Irán. «Existe ya una nueva forma de crear noticias en tiempo real», señaló el experto en TIC.

Blossom es uno de los promotores de «Content Nation», una comunidad global de editores y empresarios que comparten sus ideas y experiencias a través de una web abierta en la que sus miembros tratan de construir la historia de los medios de comunicación social.

«En 100 años veremos una informática orgánica. Quizás entonces el ser humano no se reconozca en lo que somos hoy»

http://www.lne.es/gijon/2009/09/23/john-blossom-mundo-gran-nacion-editores/811618.html

21 septiembre 2009

TELEVISIÓN-AMÉRICA LATINA: Digital no es igual a democratización

Por Daniela Estrada*

SANTIAGO, sep (IPS) - Tal como sucedió con la televisión analógica, los países de América Latina han optado por diferentes normas para la transmisión digital. Pero más que esta diversidad, a las organizaciones sociales les preocupa la falta de políticas y regulaciones que aseguren una real democratización de este medio de comunicación.

La presidenta de Chile, la socialista Michelle Bachelet, informó el 14 de este mes que el estándar ISDB-Tb (Integrated Services Digital Broadcasting - Terrestrial) con MPEG4, creado en Japón y adaptado por Brasil, era el elegido para desarrollar la televisión digital terrestre en su país, de 17 millones de habitantes.

Las primeras transmisiones oficiales están previstas para 2010 y el "switch over" o "apagón tecnológico" (paso definitivo del sistema análogo al digital) se estima para 2018.

Argentina y Perú también se inclinaron por ISDB-Tb, mientras que México, Honduras, Costa Rica y El Salvador eligieron el estándar estadounidense ATSC (Advanced Television Systems Committee). Uruguay, Colombia y Panamá prefirieron el europeo DVB-T (Digital Video Broadcasting Terrestrial). Ninguno ha optado por la norma china DTMB (Digital Terrestrial Multimedia Broadcasting).

La revolución digital trae mejor calidad de imágenes y sonido, mayor número de canales y posibilidades de transmisión a través de dispositivos móviles, cuestiones que, en el papel, aparecen como la solución a la ansiada democratización de las comunicaciones.

En términos de economía de escala y compatibilización de equipos y sistemas, "sin duda habría dado mejores frutos una negociación colectiva, pero esa opción que se planteó temprano también temprano sucumbió", dijo a IPS Víctor Suárez, consultor venezolano y columnista sobre temas de tecnología. Su país ha coqueteado con la norma china, pero se prevé que adoptará la japonesa-brasileña.

Una economía de escala podría haber abaratado, por ejemplo, el costo de los conversores de televisión análoga a digital, cuyo alto precio es hasta ahora uno de los factores del fracaso de la televisión digital en Brasil, según João Brant, uno de los coordinadores de Intervoces, el Colectivo Brasil de Comunicación Social.

BRASIL HABLA JAPONÉS

Brasil adoptó la tecnología japonesa ISDB-T atendiendo a los intereses de las emisoras de televisión, especialmente la hegemónica Red Globo, indicó Brant. La elección se justificó por la alta definición de las imágenes y la movilidad (recepción en celulares y televisores en movimiento).

La legislación e institucionalidad se estableció por un decreto en 2006, pero hay una demanda en la Corte Suprema de Justicia sobre su supuesta inconstitucionalidad. La transmisión digital empezó en São Paulo a fines de 2007 y se expandió por muchas otras ciudades del país. El "apagón" total sería en 2016.

Un movimiento de centros de investigación, la mayoría universitarios, proponía un sistema con tecnologías desarrolladas mayoritariamente en el país. Los japoneses prometieron incorporarlas, pero fueron ignoradas y, según Brant, sólo se incorporó el Ginga, un "middleware" (entre hardware y software) brasileño.

Más que técnico, para Brant el problema de fondo es el modelo de negocios adoptado por Brasil, que donó "latifundios improductivos" a los dueños de las actuales emisoras, manteniéndoles la concesión de los mismos seis megahercios de frecuencia que tenían para la televisión analógica, multiplicando en la práctica su espacio por hasta ocho veces, quedando la mayor parte sin uso.

Es decir, se agravó la concentración, tema que será tratado en la Conferencia Nacional de Comunicación, que se realizará en diciembre en Brasilia. Tampoco se ha concretado la promesa de transferencia tecnológica.

El gobierno del izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva anunció que Japón implantaría en Brasil una industria de semiconductores en contrapartida a la elección de su tecnología, pero ahora dice que no hubo tal compromiso. Ni siquiera se instalará una ensambladora. Y la decisión paralizó investigaciones que hacían muchos centros universitarios, alegó.

En Brasil se adoptó "un modelo de oportunidades perdidas", como "la de democratizar las comunicaciones, ampliando los canales de transmisión y los actores" y "la de fortalecer el parque industrial brasileño" con un sistema nacional, incorporando innovaciones y componentes nacionales, resumió Brant.

Para Manuela Gumucio, directora general del no gubernamental Observatorio de Medios Fucatel de Chile, "todas las normas tienden a equipararse, a ofrecer en plazos cortos las mismas posibilidades, por lo tanto, al elegir la norma brasilero-japonesa, Chile hizo una opción de política internacional más que técnica, perfectamente legítima".

"Lo importante no es la norma sino el cambio que el país debe hacer en materia de concesiones y de atribución de espectro para garantizar el paso de una televisión uniforme, no muy diversa ni plural, a una televisión que se abra a dar espacio a un Chile que hasta ahora está silenciado", planteó la socióloga a IPS.

En este sentido, diversas voces han cuestionado el proyecto de ley que el gobierno de Bachelet envió al parlamento para normar la televisión digital. Para Gumucio, la iniciativa legal es "muy deficiente".

Coincidiendo con Gumucio, Claudia Lagos Lira, coordinadora del Programa de Libertad de Expresión del Instituto de la Comunicación e Imagen de la Universidad de Chile, destacó ante IPS el rol crucial que pueden jugar en esta materia "los incentivos o las políticas económicas tendientes a abrir la cancha a más actores e incorporar a toda la ciudadanía a esta promesa de mayor democratización".

Entre ellas, Gumucio menciona "la creación de un transportador de señal para que todos los nuevos pequeños canales, sin mercado regional para financiarse, queden eximidos de hacer grandes inversiones en antenas e infraestructura para transmitir".

RIESGO DE MAYOR CONCENTRACIÓN


En México, donde se prevé el apagón tecnológico para 2021, "se eligió el estándar estadounidense de manera muy opaca, dentro de la convergencia de tecnologías digitales, y sólo ha servido para que las televisoras tengan más espectro", criticó ante IPS Aleida Callejas, vicepresidenta de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (Amarc) de México.

La cadena privada TV Azteca, la segunda más grande del país después de la también privada Televisa, empezó a emitir una nueva señal digital en febrero, en violación a la disposición de la normativa respectiva. El camino legal es la licitación pública de licencias digitales.

Según Callejas, el gobierno conservador de Felipe Calderón no tiene "una política para el apagón, ni siquiera se plantea cómo la población va a adquirir los aparatos digitales".

Algo similar ocurre en Uruguay. Aunque el gobierno izquierdista de Tabaré Vázquez instituyó por decreto la norma europea en agosto de 2007, "todavía no está claro el cronograma del 'despliegue' (uso efectivo del servicio) ni la fecha del 'apagón tecnológico'", dijo a IPS Gustavo Gómez, coordinador de la organización no gubernamental Medios y Sociedad.

En octubre de 2008 se estableció por otro decreto la forma en que la Unidad Reguladora de los Servicios de Comunicación (Ursec) asignará los nueve canales en la banda digital.

Se entregará uno a cada uno de los actuales operadores de televisión abierta, los canales privados 4, 10 y 12 y la estatal Televisión Nacional de Uruguay (canal 5). Los cinco digitales restantes se distribuirán en tres para medios comunitarios, uno para el sector privado comercial y otro para la televisión pública. Sin embargo, "hay bastante retraso" en cuanto a la definición de los mecanismos para implementar esto, sostuvo Gómez.

"Todavía no están claros los procedimientos para las concesiones", y no existe un debate público sobre este punto, en parte porque está vigente una ley de "veda", que impide otorgar concesiones un año antes y hasta seis meses después de las elecciones presidenciales, que en Uruguay se realizarán a fines de octubre en primera vuelta.

Haciendo un análisis regional, Gómez cree que los países eligieron su norma en base a criterios industriales y "no necesariamente pensando en la democratización" de los medios de comunicación.

"En Uruguay, por ejemplo, se pensó que la adopción de la norma europea, por sus características, constituiría una oportunidad para la participación de la industria creativa uruguaya", como la de software.

"El ingreso de la televisión digital es un paso importante, pero insuficiente para la democratización de las comunicaciones. De no regularse de manera adecuada puede ser solamente más concentración, más para los mismos operadores. Hasta ahora no hay señales de una verdadera diversificación de operadores y contenidos", concluyó Gómez.

*Con aportes de Humberto Márquez (Venezuela), Emilio Godoy (México), Raúl Pierri (Uruguay) y Mario Osava (Brasil). (FIN/2009)


http://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=93372

16 septiembre 2009

Chile: TV Digital: y ahora una ley democrática

TV Digital: y ahora una ley democrática La TV digital es una oportunidad para democratizar el sistema de medios de comunicación en Chile, ya que podría permitir que muchos actores que hoy son invisibilizados tengan un lugar en esos imaginarios. Es, por consiguiente, la posibilidad de redistribuir más equitativamente el poder en la sociedad.

Por Cristian Cabalin*


Tal como se presumía, el gobierno anunció la adopción de la norma japonesa para la televisión digital terrestre en Chile. Este nuevo estándar tiene una gran capacidad tecnológica y sus aplicaciones se pueden desplegar por toda la geografía del país, llegando incluso a la transmisión por aparatos móviles con alta calidad. Sin embargo, lo más relevante es que permitirá ampliar el ancho de banda y así abrir la posibilidad de incorporar nuevos actores a un sistema de medios de comunicación caracterizado por la concentración.

Una legislación adecuada sobre la TV digital puede ampliar los márgenes de la libertad de expresión y el derecho a la información, si es que se resguardan los equilibrios necesarios para distribuir el espectro de manera democrática. Es aquí donde se les exige responsabilidad y coraje a los parlamentarios, para que puedan eludir las presiones de los grupos interesados en que el mercado de la televisión se mantenga en el actual status quo, que solo beneficia a los grandes operadores de hoy.

La TV debe dar cuenta de la diversidad del país y permitir la expresión de todos los actores, desde organizaciones sociales, comunitarias, universidades, municipalidades y pequeñas empresas mediales. Más del 80% de los chilenos solo consume televisión abierta, por lo tanto, su impacto es decisivo en la construcción de los imaginarios colectivos y en la configuración identitaria de las personas.

Como señala Teum Van Dijk, "los medios reproducen las desigualdades sociales" y son muchas veces soportes de un sistema que excluye a los sujetos más vulnerables de la sociedad. Por ello, al momento de legislar se debe considerar la responsabilidad social de los medios de comunicación y más aún de la televisión, que hace uso de un bien público (el espectro radioeléctrico) para fines comerciales particulares.

El espectro radioeléctrico es considerado en la mayoría de los países un recurso natural limitado, pero de primera necesidad para el funcionamiento de la democracia. Por eso, se debe garantizar su acceso a la mayor cantidad de actores posibles, evitando los monopolios mediales, ampliando así los espacios para el pluralismo. Con esto se contribuye a la formación de un sistema democrático deliberativo e inclusivo.

En definitiva, la TV digital es una oportunidad para democratizar el sistema de medios de comunicación en Chile, ya que podría permitir que muchos actores que hoy son invisibilizados tengan un lugar en esos imaginarios. Es, por consiguiente, la posibilidad de redistribuir más equitativamente el poder en la sociedad. Ese "poder de hacer ver y hacer creer, el poder de hacerse tomar en consideración, el poder de hablar y hacerse oír, el poder de constituirse como agente social y participar consciente y activamente de la construcción histórica del presente", escribió la investigadora brasileña Inesita Araújo.

*Cristián Cabalin es Investigador del Programa de Libertad de Expresión del Instituto de la Comunicación e Imagen (ICEI) de la Universidad de Chile.

http://www.elmostrador.cl/index.php?/noticias/articulo/tv-digital-y-ahora-una-ley-democratica/

Ecuador: Se definirá las nuevas normas de la comunicación

QUITO.- La Asamblea definirá las nuevas normas de la comunicación entre tres proyectos. El último fue entregado ayer con el auspicio de la bancada oficialista, en cuyo texto se plantean reglas en los contenidos, publicidad y actividad de los comunicadores sociales.
A este proyecto suman aquellos de los legisladores Lourdes Tibán (PK) y César Montúfar (MC).


“La ley es del bloque de PAIS y no del Gobierno”, con esa aclaración el vicepresidente de la Asamblea, Rolando Panchana, dejó en manos del secretario Francisco Vergara, el documento.
“Les pido una crítica objetiva y no dejarse influenciar por perjuicios”, dijo el asambleísta al no permitir preguntas de los periodistas sobre el tema.

Contiene 54 artículos, siete disposiciones transitorias y seis derogatorias, y busca regular el ejercicio de los derechos que tienen las personas a los servicios de comunicación, para lo cual divide a los medios en públicos, privados y comunitarios.

Crea el consejo nacional de Comunicación e Información y del Defensor del Público, donde el gobierno tendrá dos representantes (Presidente, Ministerio de Educación); de la Asamblea; delegados de las facultades de comunicación; uno de los gremios; tres de la ciudadanía.

Entre las atribuciones de ese organismo está evaluar los mensajes difundidos por la prensa, e información que incluye los avisos publicitarios que afecten los derechos constitucionales. Auditar el tiraje o la sintonía de los medios y resolver las controversias que se susciten en la aplicación de la ley.
Los titulares del registro de funcionario de los medios de comunicación, así como los responsables editoriales de cada producto, espacio, programa, edición son los responsables de los contenidos. En el caso de las radios o canales de televisión, esta función corresponde a los titulares del registro de funcionamiento y gerentes de programación.

SANCIONES

Las sanciones provendrán en primera instancia del Defensor del Público y luego del Consejo de Comunicación. Primero habrá una amonestación escrita; multa; suspensión del registro de funcionamiento; cancelación del mismo. Este último caso se aplicará cuando haya reincidencia en la difusión de contenidos, que vulneren los derechos establecidos en la Constitución, luego de haber recibido sanción, amonestación escrita y multa.
La cancelación del registro de funcionamiento inhabilita al titular personal natural o la persona jurídica, los integrantes de sus órganos de dirección y accionistas, a ser titulares de registros de funcionamiento de medios de comunicación social.
Otro motivo de multa será la difusión de cartas, notas o comentarios sin firma de responsabilidad.

Los medios de comunicación deberán registrarse en el Consejo de Comunicación, y cada año renovar el permiso del registro de funcionamiento. Aquellos que no lo hagan no podrán operar.

En las disposiciones transitorias se otorga cuatro años a los medios audiovisuales, para que en su programación incluyan progresivamente el 10% de producción nacional.

También el proyecto dispone que todos los expedientes en contra de varios medios de comunicación abiertos por el Conartel, pasará, a conocimiento del Consejo Nacional de Comunicación. La ley propende a la profesionalización del periodismo, para cuyo efecto los propietarios de los medios darán el tiempo, a fin de que en el plazo de seis años los comunicadores adquieran su título profesional. (ANL)

http://www.elmercurio.com.ec/web/titulares.php?seccion=LPdYzLB&codigo=SPSorknwhi&nuevo_mes=09&nuevo_ano=2009&dias=16¬icias=2009-09-16

14 septiembre 2009

Monopolios en medios de comunicación son una amenaza para la libertad de expresión: La Rue

Criminalizar la expresión social demuestra un retroceso en el país, advierte el relator de la ONU
Andrea Becerril



El relator especial de la Organizaciones de las Naciones Unidas (ONU) para la Promoción y Protección de la Libertad de Expresión, Frank La Rue, advirtió que los monopolios en medios de comunicación son una amenaza para ese derecho y reveló que hizo llegar una comunicación oficial al Estado mexicano por el caso de una radio indígena en Morelos, donde se está criminalizando el acceso a las frecuencias comunitarias.

Al participar en el foro Diversidad y Pluralidad en los Medios Electrónicos en las Américas, sostuvo que no puede restringirse en forma alguna la libertad de expresión de los pueblos y comunidades indígenas, que están reivindicando el derecho a expresarse como grupos étnicos, a utilizar sus lenguas y reproducir su cultura.

El relator de la ONU dijo asimismo que criminalizar la expresión social demuestra un retroceso en el país. "Es una de mis prioridades modificar el enfoque de que la libertad de expresión se garantiza con una actitud pasiva del Estado, con la no intervención ni la censura, ya que debe rescatarse el rol activo del Estado en la consolidación de ese derecho".

Expresó que si algo atenta contra la libertad de expresión es la concentración de los medios, porque se ven como consorcios económicos y no como servicio público. La Rue recalcó que si en general los monopolios económicos y comerciales deben combatirse, con mayor razón los monopolios en materia de telecomunicaciones, a fin de garantizar el pluralismo y la diversidad cultural de los pueblos.

Excesiva concentración de medios


Durante ese foro, realizado en el Senado y convocado por la Fundación Friedrich Ebert, la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi), la Asociación Mundial de Radios Comunitarias y la Comisión de Radio, Televisión y Cinematografía de la Cámara de Senadores, legisladores y especialistas insistieron en que oligopolios y monopolios ponen en riesgo el principio de la democracia en México.

Jürgen Moritz, consejero de medios de comunicación de la Fundación Friedrich Ebert, resaltó que los legisladores tienen enfrente una tarea fundamental y difícil: conseguir una legislación moderna, democrática y plural sobre los medios electrónicos en México.

A su vez, el presidente de la Comisión de Radio Televisión y Cinematografía del Senado, Carlos Sotelo, aludió a la excesiva concentración de los medios en unas cuantas familias. La televisión abierta tiene dos empresas que concentran 95 por ciento de las frecuencias: Televisa con 225 frecuencias propias y 32 afiliadas y Tv Azteca con 180 frecuencias propias.

En el caso de la radio, 76 por ciento de las estaciones está en manos de 14 familias y cuatro cadenas agrupan casi la mitad del total de las emisoras, situación impensable en otros países.

El senador perredista expuso que el gobierno federal ha mostrado una actitud "autista y omisa" frente al crecimiento de los monopolios en el sector de telecomunicaciones, ya que sólo con emitir una convocatoria para licitar el espectro radioeléctrico y asignar frecuencias, el país contaría con nuevos canales privados de carácter nacional y otros regionales, así como con más opciones en radio.

Expuso además que tampoco hay un impulso equitativo desde el gobierno a los medios de comunicación, toda vez que a los que se caracterizan por ser críticos e independientes o por tener una lejanía del poder público "se les retira la publicidad gubernamental, se les castiga; y a los que son condescendientes con el gobierno, se les destina 90 por ciento de los recursos".

http://www.jornada.unam.mx/2009/09/12/index.php?section=politica&article=008n1pol

11 septiembre 2009

Análisis de la ley de TV digital,La operación gatopardo del ministro Cortázar

La operación gatopardo del ministro Cortázar Estamos frente a un intento por establecer un nuevo modelo para la televisión chilena, que -paradójicamente- consolidará y perpetuará la posición de privilegio que ostentan los actuales actores de esta industria, altamente influyente en lo político y cultural. A éstos los protege contra una eventual competencia y les permitirá además participar del negocio del transporte de otros "datos", cuestión que hasta ahora no podían, ni legal ni tecnológicamente. Este artículo es la continuación de TV Digital: la hora de las definiciones clave

Por Federico Joannon*

Como se ha mencionado en la primera parte de este artículo, existe la necesidad de legislar para poder digitalizar la televisión abierta ("televisión digital terrestre"), toda vez que se requiere reasignar, en la banda UHF del espectro radioeléctrico, las actuales frecuencias concesionadas en la banda VHF a los canales de televisión existentes. Este cambio tecnológico/legal debería, en principio, permitir la entrada de varios nuevos actores al mercado de la televisión abierta, y, con ello, podría ganarse en diversidad.

Lo anterior, porque con la digitalización es posible encaminar, sin entorpecerse, más señales en una misma cantidad de espectro radioeléctrico. Además, la tecnología digital es más barata que la usada hasta ahora, de tipo analógico, lo que permitirá producir contenido televisivo a un costo menor. Adicionalmente, la parte del espectro que se utilizará para la televisión abierta digital, banda UHF, tiene una mayor disponibilidad de frecuencias que la anterior (la banda VHF).

Sin embargo, el Gobierno de Chile, encabezado al efecto por su Ministro de Transportes y Telecomunicaciones, ha enviado al Congreso Nacional un Proyecto de Ley que no solo trata sobre la mencionada migración, sino que -adicionalmente- regula otras materias. En realidad, lo que hace es establecer, inconsultamente, "entre cuatro paredes" (o, si se quiere, "entre gallos y medianoche"), un nuevo modelo para la televisión abierta chilena.

Se trata de una compleja iniciativa legal, que constituye un todo orgánico, y que de aprobarse tal cual está, traerá como corolario la imposibilidad de que entren nuevos actores al mercado de la televisión abierta, por lo menos en la cantidad y en las condiciones requeridas para competir en igualdad de condiciones con los actuales concesionarios, mantendrá barreras de entrada a este mercado imposibles de vencer, y les mejorará sin causa legítima el negocio a los grandes de la "industria".

Los motivos para esto nunca han sido explicitados por la autoridad pública, pero puede presumirse que el Gobierno prefiere a la actual "industria" televisiva, con actores conocidos y "negociables", a los cuales -aprovechando la oportunidad de la digitalización- se les pueda ayudar a incrementar sus ingresos y que, consecuencialmente, con ello ojalá mejoren sus contenidos. O, quizás, simplemente se trate de terror -o "temor reverencial"- a enfrentar a la poderosa "industria" de la televisión abierta, agrupada en la ANATEL (asociación de los operadores grandes de televisión abierta o, lo que es lo mismo, canales con presencia en Santiago: señales 2, 4, 5, 7, 9, 11 y 13), que no quiere más comensales a su pequeña mesa.

Sobre lo último, sería interesante contar con un estudio comparativo de cómo trataron al Gobierno los noticieros de los canales de televisión antes y después de la llegada de René Cortázar al Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones.

En fin, vamos por partes.

1) Un dato clave previo

Es un hecho incontrovertible que la única forma de hacer competitiva y lucrativa una empresa de televisión abierta es que ésta transmita su contenido simultáneamente, total o parcialmente, en las principales ciudades del país, pero muy especialmente en Santiago de Chile, donde se encuentra cerca del 40% de la población del país. Desde la perspectiva comercial/publicitaria, más allá de lo que unos u otros deseen, Santiago es Chile, y la televisión abierta vive principalmente de avisos publicitarios masivos.

Así las cosas, y el Gobierno y la ANATEL lo tienen muy claro: cualquier nuevo actor en el mercado de la televisión abierta que no tenga una concesión televisiva para transmitir en Santiago de Chile no será realmente una amenaza contra la "industria".

2) El Proyecto de Ley no permite la llegada de pluralidad de nuevos actores al mercado de la televisión abierta nacional.

No obstante la posibilidad técnica/teórica de multiplicarse por 6 las señales de televisión abierta como consecuencia de la nueva tecnología digital (cuestión con complejidades técnicas, pero posible de superarse, por ejemplo a través del denominado transmisor "multiplex"), la iniciativa legal del Ejecutivo solo permitirá que en Santiago surja 1 nuevo concesionario de televisión abierta de similares características a los concesionarios grandes actuales (léase: de los miembros de la ANATEL). Y, quizás, en una segunda etapa -planificada por el Gobierno para varios años más- pueda aparecer un segundo nuevo actor más.

Al hablar de "similares características" a los canales grandes actuales, nos referimos a que este nuevo actor, además de su concesión para transmitir en Santiago, tenga también una concesión televisiva amplia o total, es decir, que pueda difundir contenido televisivo generalista (entretención, información y cultura) y que esté habilitado para transmitir su programación sin necesidad de contratar a un tercero que se la "transporte". Sobre esto, cabe mencionar que el Proyecto de ley en comento diferencia entre concesiones para transporte de señales y concesiones para difundir señales de televisión (distinción hasta ahora inexistente, bastante artificiosa, y que tiene por objetivos permitirle la entrada a este mercado a las compañías telefónicas móviles, que ya tienen la infraestructura para ello, y posibilitarle a las empresas operadoras de televisión -que reúnan ambos tipos de concesiones- ampliar su giro hacia el transporte de otros "datos" digitales). A los actuales concesionarios, entre ellos los miembros de la exclusiva ANATEL, se les entregarán ambos tipos de concesiones.

¿Cómo se llega a la conclusión de que, no obstante la digitalización, el Proyecto del Gobierno significará que en Santiago haya un solo nuevo actor sentado a la mesa de la "industria"?

Pues bien, esta escasez sobreviniente en la teóricamente generosa banda UHF se explica en que el Gobierno, desoyendo el criterio de equivalencia entre las señales analógicas ya otorgadas y las señales digitales que las reemplazarán, ha decidido entregarle un paquete o "pack" de 6 megahertz del espectro radioeléctrico a cada uno de los actuales operadores; que, como se ha visto, es una cantidad mucho mayor al equivalente que hoy tienen y muy superior a la requerida por la tecnología digital para transmitir una sola señal de televisión abierta.

Del saldo que queda (banda UHF del espectro radioeléctrico), se deben restar los varios paquetes de 6 megahertz c/u que se asignarán para concesiones exclusivas de transporte de señales, las que podrán utilizarse exclusivamente para el negocio de transportar "datos", en general (telefonía móvil, acceso a Internet y transmisión de señales televisivas, por ejemplo), pero prohibiéndosele a estos curiosos concesionarios el transmitir señales de televisión propias.

Y, de lo poco que va quedando de espectro UHF, por expreso mandato del Proyecto de ley deben restarse las frecuencias reservadas para uso exclusivo de televisión regional; televisión local; televisión comunitaria, y televisión de alcance nacional que el Consejo Nacional de Televisión haya calificado como cultural. Todas éstas no pueden ser menos de un 40% del total espectro disponible en la bande UHF.

Adicionalmente, también hay que restar la reserva que se auto impone el Estado, para efectos de garantizar a los actuales operadores al menos una frecuencia (1 megahertz), en un "multiplex" compartido, para el caso que por cualquier razón no se les renovare su concesión de 6 megahertz en banda UHF (la cual, como sabemos, se les entregará por el solo hecho de ser actuales concesionarios en la banda VHF).

Así las cosas, como en el cuento de los perritos, y a menos que se le hagan cambios importantes al Proyecto de ley, en Santiago de Chile solo quedará un paquete de 6 megahertz disponible para un único eventual nuevo operador de televisión, con condiciones similares a los actuales grandes concesionarios (en realidad, esta similitud no será total, como se verá más adelante).

Seguramente, pujarán por este único espacio disponible en Santiago los conglomerados comunicacionales más grandes y que aún no tienen un lugar en la exclusiva mesa de la ANATEL, tales como Copesa y El Mercurio. Será difícil que empresas más pequeñas puedan obtener esta frecuencia, con lo que se perderá la oportunidad histórica -teórica al menos- de aportarle mayor diversidad al mercado de la televisión abierta.

3) El Proyecto de Ley no le permite al eventual nuevo concesionario en Santiago la necesaria igualdad de condiciones para competir con los operadores grandes antiguos.

En primer lugar, porque en Santiago de Chile (y ocurre lo mismo en otras ciudades del país) no existe disponibilidad física ni jurídica para montar una nueva torre de televisión, con características similares (de calidad) a las que tienen hoy los actuales concesionarios.

En efecto, los mejores lugares, todos ubicados en el Cerro San Cristóbal, están ya ocupados. Además, los propietarios de este estratégico cerro: el Arzobispado de Santiago y el Serviu Metropolitano, han propagado urbi et orbi que no autorizarán la construcción de nuevas torres, ni para televisión ni para radio ni para actividad alguna. En todo caso, si de una u otra manera se les obligare, los lugares que aún quedan con cierta disponibilidad tienen inconvenientes técnicos, como lo son el no permitir una correcta irradiación de las señales televisivas y/o generar "sombras" significativas.

Así las cosas, el nuevo operador de televisión abierta en Santiago tendrá que instalar su torre en algún lugar deficiente (o no tan bueno como el de las otras torres), o tendrá que pedirle al Arzobispado de Santiago (que es dueño de la mejor torre) o a los grandes operadores de televisión un espacio en sus torres para instalar su(s) antena(s) y transmisor(es) de televisión, quedando a su merced, completamente. Los eventuales abusos pueden ir, en degradé, desde no aceptarlo en la torre, darle una ubicación "secundaria" o imponerle condiciones y precios predadores. El nuevo operador no tendrá posibilidad efectiva de negociar algo justo y equitativo por estos servicios.

En segundo lugar, el Proyecto de ley contempla favorecer a los actuales concesionarios de televisión, a cada uno de ellos, con un paquete o "pack" adicional de 6 megahertz, que podrán utilizar para el "nuevo" negocio de transporte de señales de terceros ("servicio intermedio de telecomunicaciones"). Lo cual le estará vedado al nuevo operador de televisión.

Así las cosas, los antiguos operadores podrán sumar hasta 12 megahertz concesionados, utilizables para distintos fines lucrativos, en tanto el eventual nuevo actor solo contará con 6 megahertz, ya que se le prohíbe tener más. Esta diferencia provoca una desigualdad evidente desde la óptica de una verdadera competencia.

En tercer lugar, y para colmo, el Proyecto del Ejecutivo no contiene normas y/o mecanismos que atemperen o morigeren las anteriores discriminaciones a favor de los grandes operadores, como podría ser, por ejemplo, obligar a TVN a instalar en su torre de televisión en Santiago, a precio de costo, el transmisor del nuevo operador, en un lugar apropiado (cuestión perfectamente posible desde la perspectiva técnica).

Por último, si miramos el asunto desde la perspectiva (complementaria) de los actores "chicos" en general, esto es, de los demás concesionarios de televisión: los regionales, los locales, los comunitarios, los que solo tengan autorización para emitir y no para trasportar señales (como las concesiones de carácter exclusivamente cultural), el problema de desigualdad e imposibilidad de competir aumenta notoriamente. Existe un universo de diferencia entre estos concesionarios chicos y los grandes agrupados en la ANATEL. Quizás una forma de atenuar o morigerar esto, en parte al menos, sea a través de un "transportador público" de señales de televisión, a precios de costo y presente en todo Chile, pudiéndose quizás obligar a TVN a jugar este rol (entregándosele más frecuencias de transporte para estos efectos).

4) El Proyecto de ley les mejora el negocio y protege sin causa legítima a los actuales operadores de la industria televisiva abierta.

En efecto, como se ha visto más arriba, por razones no exteriorizadas (aunque se puede especular sobre ello), el Proyecto de ley del Gobierno -cual "varita mágica" de los cuentos de hadas- les mejora el negocio a los actuales operadores de la televisión abierta, y los protege contra una eventual competencia, a través de los siguientes mecanismos:

a) Impidiendo que surjan varios nuevos operadores en el mercado de la televisión abierta en Santiago; esto es, "cerrando el mercado" de los grandes concesionarios desde el lado de la oferta;

b) También desde la óptica de la oferta, permitiéndole a los concesionarios de televisión transmitir varias señales televisivas propias simultáneas y, paralelamente, gestionar el negocio de transportar señales televisivas de terceros (otros canales que no tienen concesión de transporte de señales o que no pueden, en la práctica, contar con el equipamiento para transmitir);

c) Estableciendo el negocio complementario de transporte exclusivo de otros "datos". Recordemos a este respecto que los actuales operadores podrán tener un "pack" adicional de megahertz disponibles para estos efectos que los nuevos operadores;

d) Entregando más dinero público concursable para programación, el cual, por cómo está diseñado el sistema, terminará mayoritariamente en manos de los actuales grandes operadores televisivos, agrupados en la ANATEL. Recordemos que el Proyecto de ley permite, en principio, un solo nuevo operador "grande" (aunque nunca tan grande como los antiguos operadores); y,

e) Si años después puede surgir un segundo nuevo operador, como lo pretende el Proyecto del Gobierno, éste tendrá barreras de entrada adicionales, por cuanto se encontrará con un mercado de la televisión abierta digital (y todas sus complejidades) completamente consolidado, incluido el nuevo actor que le precedió.

Conclusiones más relevantes desde una perspectiva de política pública

Primero: el Proyecto de ley, de aprobarse en la forma pretendida por el ministro René Cortázar, en vez de obtener la ampliación del actual mercado televisivo, desde la perspectiva de sus grandes operadores, conseguirá perpetuarlo casi como lo conocemos hasta hoy. Ganancia para ANATEL.

Segundo: parte importante del codiciado espectro radioeléctrico, especialmente reservado y considerado para las transmisiones de televisión digital (banda UHF), será en verdad ocupado para transportar otros "datos". Ganancia, especialmente, para las compañías telefónicas móviles.

El resumen de sentido común desde una perspectiva del negocio televisivo es que existe demasiado en juego con la iniciativa legal comentada. No se trata solo de reemplazar frecuencias de televisión, en que las nuevas concesiones son equivalentes a las antiguas, sino que estamos frente a un intento por establecer un "nuevo régimen", un nuevo modelo para la televisión chilena, que -paradójicamente- consolidará y perpetuará la posición de privilegio que ostentan los actuales actores grandes de la "industria" (incluso se les permitirá participar del oneroso negocio del transporte de otros "datos", cuestión que hasta ahora no podían, ni legal ni tecnológicamente). Se trata de una "operación gatopardo".

Así las cosas, y atendido a que estamos en meses electorales, donde la mayoría de los parlamentarios están ocupados y preocupados de sus reelecciones, parece prudente y necesario ponerle "freno de mano" a este Proyecto de Ley, para que sea el próximo Ejecutivo y el Parlamento que vienen, quienes lo analicen con calma, lo estudien y lo discutan, pensando en lo que realmente es mejor para el país.

No se puede soslayar que el proceso eleccionario tiñe muchos temas, en ocasiones más allá de lo razonable, sobre todo si se trata de legislar de televisión, industria muy poderosa.

Por último, no parece prudente ni adecuado que el cerebro y alma del Proyecto de ley que nos ocupa sea el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, René Cortázar. No solo porque en estricto rigor los temas de la televisión abierta no corresponden propiamente a su cartera ministerial (salvo en la cuestión técnica de las concesiones de radiodifusión), sino porque él fue durante más de dos lustros -justo previo a su designación ministerial- muy cercano a la ANATEL. Es más, durante varios años fue un activo miembro integrante de su Directorio, probablemente el más importante de sus directores.

*Federico Joannon es abogado y miembro del directorio de El Mostrador.

http://www.elmostrador.cl/index.php?/noticias/articulo/la-operacion-gatopardo-del-ministro-cortazar/

TV Digital: La hora de las definiciones clave

Al digitalizar la denominada "televisión terrestre" se podrían obtener más señales de televisión abierta utilizando la misma cantidad de aspecto radioeléctrico y con señales de mejor calidad que las actuales. Por lo mismo, podria flexibilizarse la principal barrera de entrada al mercado de la televisión abierta , cual es la extrema escasez de espectro radioeléctrico, con el fin que existan más empresas u operadores televisivos. Esto no es menor en un contexto de serias y múltiples críticas y quejas hacia la calidad del contenido de la actual televisión abierta chilena.

Por Federico Joannon*

La digitalización de las actuales señales analógicas de televisión abierta de libre recepción permitirá que éstas se transformen en "datos" y se desplacen como tales por el espectro radioeléctrico, utilizando así un menor ancho de banda.

En tanto bien nacional de uso público, muy escaso, el uso y goce del espectro radioeléctrico necesario para diversos fines (televisión, radio, telefonía móvil, etc.) es entregado por la autoridad pública a través de "concesiones".

Independientemente de la tecnología que escoja el Gobierno para materializar la mencionada digitalización de las señales televisivas (las denominadas normas europea, japonesa o norteamericana), una vez que alguna de ellas se implemente posibilitará que una señal de televisión abierta digitalizada estándar, que será siempre de mejor calidad que las actuales señales de televisión abierta analógicas, ocupe solo 1/6 del ancho de banda que hoy se necesita (1 megahertz en vez de 6 megahertz), lo que podría multiplicar por seis el número de canales abiertos existentes. Y si se quisiera que la señal fuera de muy alta definición, se requerirá 4/6 de lo actual (4 megahertz en vez de los actuales 6 megahertz).

Así las cosas, en principio al menos, al digitalizar la denominada "televisión terrestre" se podrían obtener más señales de televisión abierta utilizando la misma cantidad de aspecto radioeléctrico (y con señales de mejor calidad que las actuales). Por lo mismo, y también en principio, se relativizaría o flexibilizaría la actual principal barrera de entrada al mercado de la televisión abierta, cual es la extrema escasez de espectro radioeléctrico (en Santiago, por ejemplo, ya no caben más señales analógicas). De esta manera, podrían haber más empresas u operadores televisivos.

Esto no es menor en un contexto de serias y múltiples críticas y quejas hacia la calidad del contenido de la actual televisión abierta chilena.

Para implementar este avance tecnológico será necesario utilizar la banda UHF, donde aún hay bastante espectro disponible, por cuanto la banda VHF, que utilizan las actuales señales analógicas de televisión abierta (canales 2, 4, 5, 7, 9, 11 y 13, en la Región Metropolitana) está completamente copada por éstas en varios lugares de Chile, y, por lo mismo, no hay espacio disponible para que se realicen en paralelo las transmisiones digitales necesarias para ir preparando e implementando la nueva tecnología. Esto, en un camino sin vuelta atrás que debiera culminar con el denominado "apagón analógico", momento en el cual la banda VHF volverá - su uso y goce - nuevamente a todos los chilenos, para su posterior asignación a otros fines (todo indica que ajenos a la TV).

Como los actuales concesionarios de televisión abierta de libre recepción tienen un derecho de propiedad sobre sus concesiones vigentes de TV en banda VHF, asignadas hace ya tiempo por el Estado en sus actuales señales (operadas con tecnología analógica), es necesario legislar para que sea la propia ley quien les cambie o reemplace sus frecuencias por otras, en adelante en la banda UHF, a operarse exclusivamente con tecnología digital.

Esta es, en estricto rigor, la única materia imprescindible de legislarse para poder materializar la digitalización de la televisión terrestre: una norma obligatoria que establezca el sistema de reemplazo -y su obligatoriedad y los plazos- de las actuales señales concesionadas en banda VHF, a otras señales o frecuencias equivalentes ahora en la banda UHF, una vez ocurrido el denominado apagón analógico de la televisión abierta (esto es, cuando los actuales concesionarios ya no puedan seguir transmitiendo en sus actuales señales VHF).

Entretanto no ocurra este "apagón", la autoridad administrativa, sin necesidad de ley alguna, está perfectamente facultada para "prestarles" a los actuales concesionarios alguna(s) señal(es) transitoria(s) en banda UHF para que, en coexistencia con sus señales VHF, puedan paulatinamente implementar la migración a la nueva tecnología digital. Así ocurrió, por ejemplo, con la transmisión del partido de fútbol entre Chile y Venezuela, que Canal 13 transmitió paralelamente en ambas tecnologías, gracias a una frecuencia en banda UHF que le facilitó al efecto la Subtel.

En cuanto a qué debe entenderse por equivalencia de señales o frecuencias (entre lo ya concesionado por los actuales canales de televisión abierta en banda VHF y lo que se les debe entregar, en reemplazo, en banda UHF), lo natural y obvio sería que le ley remplazara el actual ancho de banda, que se requiere para transmitir hoy televisión abierta analógica, esto es, 6 megahertz, por el ancho de banda necesario para transmitir televisión abierta digital, esto es, 1 megahertz (ó 4 megahertz si se aspira a televisión de altísima definición, cuestión de por sí discutible). Si así se hiciere, los actuales canales de televisión quedarían en una posición perfectamente equivalente a la actual, pudiendo desarrollar su negocio televisivo en condiciones análogas a las que ahora tienen. Y el excedente de espectro radioeléctrico en banda UHF podría concesionarse a varios nuevos actores para este mercado.

Sin embargo, con la excusa de aprovechar la ocasión para solucionar problemas legales pendientes (como la coexistencia de distintos regímenes de concesiones televisivas, unas indefinidas y otras a plazo fijo; la necesidad de revisar las atribuciones del Consejo Nacional de Televisión, y la conveniencia de entregar más dineros concursables), o para arreglar problemas técnicos por venir (como la limitante de que los actuales transmisores de televisión digital permiten administrar paquetes de a 6 megaherts y no de menos ancho de banda), todos los cuales podían abordarse a través de otros proyectos o mecanismos, el Gobierno de Chile -encabezado al efecto por su ministro de Transportes y Telecomunicaciones- envió para su tramitación al Congreso Nacional un Proyecto de ley misceláneo denominado ladinamente "Proyecto de Ley que Permite la Introducción de la Televisión Digital Terrestre", el cual va mucho mas allá de lo necesario para esta implementación.

En efecto, este proyecto de ley, con distintas elipsis, paráfrasis y excusas, además de posibilitar la digitalización comentada (que -como se ha visto más arriba- debería significar la ampliación del actual mercado televisivo), lo que busca es impedir que entren nuevos actores al mercado de la televisión abierta, en la cantidad y en las condiciones de poder competir realmente con los actuales concesionarios, mantiene artificiosa y perpetuamente barreras de entrada al mercado de la televisión abierta, y mejora hacia el futuro el negocio a los actuales concesionarios, entregándoles un ancho de banda superior al equivalente que hoy tienen y permitiéndoles que utilicen sus concesiones televisivas para otros fines diferentes (transporte de datos, en general. Por ejemplo, telefonía y acceso a Internet). Todo esto, por supuesto, a menos que el Proyecto de Ley sea profundamente modificado y mejorado durante su tramitación en el Parlamento.

Detrás del contenido del Proyecto del Ejecutivo subyace la equivocada visión de que, como hacer televisión abierta es caro y de muy difícil financiamiento, lo mejor para el país sería fortalecer a los actuales pocos concesionarios del mercado televisivo ("malos pero nuestros", y quienes "conocen" del negocio), y no debilitarlos a través de la entrada de nuevos actores. Adicionalmente, y con la expectativa de que mejoren sus contenidos televisivos, se les quiere dar la posibilidad de que con sus concesiones hagan otros negocios paralelos (lo que la tecnología digital permitirá), y, además, se pretende otorgarles más dinero público a través de concursos para financiar programas de televisión.

*Federico Joannon es abogado y miembro del directorio de El Mostrador.

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08 septiembre 2009

Hay que pacificar a los medios de comunicación digitales

escrito por Susana Rodríguez


Le guste o no al común de la población, los medios que más les interesan a los niños y adolescentes son el internet, el chat, los mensajes vía celular, los videojuegos y no tanto la televisión, el radio y los medios impresos. Es por eso que en estos medios digitales con los que ellos están tan familiarizados deben existir opciones que hablan de la paz, los valores; esa es una de las alternativas más sanas para combatir a la violencia, planteó José Navarro, profesor de la facultad de sicología de la Universidad de Salamanca e investigador de los traumas relacionados con la violencia y la ruptura matrimonial. El investigador estuvo en Aguascalientes invitado por el Centro de Capacitación para el Desarrollo Comunitario (CECADEC) para participar en el seminario “Familia, crisis y violencia”.

Reconoció que a la fecha no existe una forma de controlar estos medios de comunicación actuales e incluso dejó en el aire la duda de si eso es realmente necesario, lo que sí vislumbró como una posibilidad lo más cercana a la realidad para aleccionar a los adolescentes sobre la importancia de solucionar a través del diálogo los problemas y las diferencias con el otro, que van a existir siempre, pero que no es deseable resolverlas de forma violenta.

El problema no son las diferencias o los conflictos que puede llegar a tener una pareja, lo preocupante es cuando esas riñas se vuelven parte del cotidiano, entonces la violencia se transforma en crónica, todos los días las personas se enfadan y se insultan. El paso siguiente puede ser que quien ejerce la violencia se siente con el derecho de hacerlo.

En Europa el área de atención a las mujeres violentadas está muy bien organizado, lo que no significa que no tenga deficiencias, sin embargo dijo el académico que el objetivo es detenerla o al menos reducir la violencia porque ese es el verdadero problema.

En ese sentido fue donde abordó el tema de la cuestión educativa para aprender a resolver lo que tenga solución y tolerar lo que no la tiene, aprender esto genera sistemas de educación no desde la familia, ni desde las escuelas, sino a través de los medios de comunicación que están siempre centrados en la violencia por la forma en que aumenta su nivel de ventas y deja lo que consideran “desarrollo del intelecto” porque no vende, sin que por ello sean los medios los responsables de la violencia misma.

En el taller que impartió como parte del seminario habló sobre la forma en que se trabaja con mujeres víctimas de violencia y con los agresores; en el caso de las mujeres es ayudarlas a tener el control de sus vidas que en el proceso de la relación fueron perdiendo. En este caso dijo el especialista todas las personas sin excepción de alguna, están expuestas a la posibilidad de la pérdida de control cuando entablamos una relación íntima porque en el proceso hay siempre una cesión de terreno pero con sus respectivos límites.

“Las mujeres maltratadas pierden el control al igual que los demás lo pierden al entablar una relación, sólo que hay un momento en que la parte de control que les corresponde no lo ejercen y cuando tratan de ejercerlo, el agresor siente que pierde terreno y se defiende atacando”.

En uno de estos casos, lo primero que debe aprender la mujer es como dejar el maltrato, que se volvió como una parte del control de su vida y después que retome la seguridad en sí misma.

En los estudios de los que ha tenido conocimiento José Navarro se describen una serie de variables que parecieran predecir violencia, pero lo cierto es que hay casos de mujeres que no tienen alguna de esas características y viven violencia, por lo tanto eso les da a decir que no existe una parámetro que de una pauta segura, no hay una relación causal porque las variables no son fiables.

Otro aspecto detectado a través de estos estudios es que en la vivencia de la violencia hay puntos de no retorno que una mujer le hacen saber el momento de parar, que él la haya tratado de matar, que le haya sido infiel, que ella esté pensando en asesinarlo o que los niños sean objeto de violencia.

Una mujer que ha sido violentada necesita que la protejan; puede ser en un asilo o en un refugio, además de tener la posibilidad de discutir lo que le pasa con un sicólogo o trabajador social, además de contar con apoyo legal y un empleo. En un momento tan vulnerable como éste, lo más importante para reconstruir su vida es que tenga trabajo y no porque los demás elementos sean menos importantes.

http://lajornadaaguascalientes.com.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=5921&Itemid=6