06 agosto 2007

José Ignacio López Vigil: “A la gente le encanta el humor, el sensacionalismo y el disparate”

Tania Delgadillo

José Ignacio López Vigil, notable comunicador latinoamericano, nacido en Cuba, es considerado como uno de los maestros de la radiodifusión alternativa en el continente.
López Vigil es miembro fundador de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias (AMARC), de la que fue director por más de diez años. Trabajó en la Asociación Latinoamericana de Educación Radiofónica (ALER), como coordinador y capacitador, y fue director de la Red Latinoamericana de Radios para una Cultura de Paz (Radipaz).
En su larga y rica trayectoria de más de 30 años, López Vigil ha estado siempre vinculado a la producción, la capacitación y la producción intelectual en el campo de radiodifusión, en la búsqueda de la democratización de la comunicación y en la promoción de valores humanos.
En la actualidad, dirige la Asociación Radialistas Apasionadas y Apasionados, institución sin fines de lucro con sede en Lima, Perú, que proporciona a radioemisoras comunitarias, en forma gratuita y a través de la Internet, una
serie de programas de salud, medio ambiente, derechos humanos, entre otros temas actuales, desde el enfoque de género y el ejercicio de ciudadanía.
Recientemente López Vigil visitó Bolivia, en ocasión del V Encuentro de Intelectuales y Artistas, celebrado en Cochabamba entre el 21 y el 23 de mayo, donde las reflexiones centrales giraron en torno a la responsabilidad social de los periodistas y los medios de difusión.

¿Es posible hacer radio en América Latina, con propuestas orientadas a la construcción de ciudadanía, con capacidad de competir con la oferta comercial?

Hay muchas radios comunitarias, muchas radios educativas, hay muchas radios que quieren hacer un trabajo ciudadano, y sin embargo suelen estar escasas de materiales por el apremio económico, por la falta de publicidad, de creatividad, o por ausencia de recursos humanos. Todas estas limitaciones hacen que se produzca menos y mal.
Como una alternativa, afortunadamente está la red Internet, como un soporte de intercambio maravilloso que nos permite aprovechar unos de otros. La idea de nuestro Centro es justamente esa: Ofrecer gratuitamente programas de calidad sobre temas de Derechos Humanos, Género, Ecología y así poder alimentar la programación de cualquier emisora, pero preferentemente las comunitarias.

¿Cómo funciona este servicio democratizador y cómo pueden las radioemisoras y las personas en general, tener acceso?

El servicio es gratuito, la persona que se inscribe recibe en su correo electrónico el libreto de lunes a viernes. Cada día mandamos diferentes temas: unos más fuertes, políticamente hablando, otras veces puede ser un cuento rosa, otro sobre grafitis, o programas de capacitación, otros pueden ser sobre una denuncia sobre el problema del agua y la guerra del agua en el mundo, otro será sobre un cuento de una abuelita de la tercera edad que la han abandonado, etc. Porque una emisora necesita de todo, para darle calidad tienes que balancear las programaciones.
Recibes un libreto en el correo electrónico con un enlace para oír el audio. Los audios están en la web, y todos los derechos son compartidos, pues nuestra opción es compartir todos los derechos y poner este material a disposición de las emisoras comunitarias.
Lo chévere es que tu puedes monitorear desde la internet cuánto te están bajando y desde dónde. Tenemos una descarga promedio diaria de 1500 audios. En su gran mayoría, las emisoras que bajan el audio para utilizar el material en su programación, ya sea en una revista o en un informativo. Algunos lo aprovechan para provocar un debate o discusión, un panel telefónico o una entrevista sobre el tema que plantea el radioteatrillo, pues estos son formatos que suelen no ser pesados, y más aún si se usa el humor y un lenguaje radiofónico imaginativo.
Las radios comunitarias tienen mucha avidez para fortalecer sus programaciones. En internet encuentras música, todo lo que quieras, noticias ni se diga, pero para hacer una programación más dinámica no basta música y noticia, sino otros formatos y géneros que generen participación.

¿Cuáles son las limitaciones y las fortalezas que se presentan para las radioemisoras que buscan o desean hacer radio con contenidos educativos, que a su vez sean entretenidas y logren captar audiencias?

Cuando se le hace una pregunta a las emisoras sobre los problemas y decíos, suelen responder por el lado económico. Las preguntas más frecuentes son: “¿Cómo nos sustentamos? Tenemos problemas económicos. ¿A quién podemos recurrir? ¿Qué hacer? Un perspectiva así puede ser engañosa, porque a cuenta de eso muchas emisoras han despedido personal, han empobrecido la programación, no producen nada o producen poco o improvisan casi todo, en desmedro de la calidad. Si se hacen programas de radios malos ¿qué va a vender esa radio?, ¿Qué producto que vas a ofrecer? Al tener mala calidad tienes menos posibilidad de vender tu programación.
La pregunta hay que revertirla. ¿Cómo mejoramos la calidad de nuestros programas? La verdad es que a la gente le encanta el sensacionalismo, el humor y el disparate. Y peor aún, si a través de los medios de comunicación le das solamente eso la gente solo pedirá lo que conoce, entonces pido lo que me dan, me dan lo que pido.
Hay que ofrecer cosas que la gente no la sienta en un primer momento como tan importante, pero en un segundo momento se va apreciar como importante. En el fondo uno podría preguntarse: ¿Para qué la gente prende la radio? Una respuesta podría ser: para descargarse, pues la vida tiene tantos problemas, la gente necesita sentir alivio, también sirve para entretener, para tomar aliento. Esa es una función sagrada y si hiciéramos buenas radios novelas, y esos programas son cautivadores, motivan la risa, la gente disfrutará de eso.
Hacer contenidos aburridos es muy fácil. ¿Cómo hacer contenidos con formas atractivas? Ese es el desafío. Que los programas sean bonitos, divertidos, atractivos y que la gente los disfrute por los valores ciudadanos que contiene. El tema de género no es un asunto obvio, ni siquiera lo es para las mujeres, peor será para los hombres. Trabajar el tema de género, hacerlo divertido para que las mujeres se rían de sus machismos al igual que los hombres, pero que al mismo tiempo no se sientan frontalmente golpeados. Las abuelas de antes decían: “La letra entra con sangre”, cosa que no es verdad, la letra entra con risa y con humor.

La radio, como otros medios, por su capacidad de llegar a audiencias masivas, tienen la posibilidad de contribuir a promover valores, incentivar el ejercicio de ciudadanía, a generar sentimiento de solidaridad, es decir, trabajar en la construcción de una sociedad más conciente de la relación con lla naturaleza y de la convivencia con otros seres humanos diferentes, pero iguales a la vez. ¿En esa medida, cuál es la responsabilidad social de los medios de difusión, como actores sociales?

La educación ciudadana es un proceso largo, un proceso donde la gente se tiene que sentir a gusto. La ciudadanía no es sustantivo si no verbo. La ciudadanía no es papel que te dan y guardas ni una conciencia que adquieres iluminadamente de un día para otro. Es un proceso. La ciudadanización es un proceso educativo de empoderamiento, de conocer mis derechos, de ejercerlos, de respetar a una persona sin ninguna discriminación de ninguna clase. Pero, ¿cómo hacemos esto?, usando la radio, de tal manera que poco a poco vaya calando en la gente. La responsabilidad social de los medios es ser espacios donde se construyan los nuevos valores ciudadanos.


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