12 septiembre 2006

Mala praxis periodística

Un documental reconstruye la cobertura del diario con más recursos de la Argentina el día de la ejecución, por parte de la policía, de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. “La crisis causó 2 nuevas muertes” fue el título de tapa aquella vez, y el que bautiza ahora el trabajo que recoge los testimonios de los responsables de esa frase increíble: una muestra de la brecha entre la realidad y la práctica periodística.

La crisis causó 2 nuevas muertes es el nombre de un documental que se propone observar el trabajo de los medios de comunicación en la Masacre de Avellaneda, ocurrida el 26 de junio de 2002. Toma su nombre del título de tapa que publicó el diario Clarín el día posterior a los asesinatos de Darío Santillán y Maximiliano Kosteki. Una frase increíble -en más de un sentido- con la que se pretendió eludir las responsabilidades sobre esos homicidios. Dirigida por Patricio Escobar y Damián Finvarb, la producción -que se exhibe todos los jueves de septiembre en el Centro Cultural de la Cooperación- intenta dilucidar, entre otras cosas, por qué la prensa no publicó ese día las fotografías que mostraban a la policía disparando a matar.

La investigación para La Crisis... demandó tres años y buena parte del material de archivo debió obtenerse de fuentes extraoficiales. El resultado final es un documental de 85 minutos que comienza con un testimonio del editor jefe del diario Clarín, Julio Blanck (51 años, 28 de periodista):

-'¿Alguna vez estuviste en una redacción? ¿Sabés cómo se trabaja en un diario?'. Son las primeras preguntas que le hace el entrevistado a su entrevistador, apostando a invertir los roles.

-'Yo soy un tonto, a mí explicame todo', dice Escobar cuando devela la técnica empleada para filmar.

En la pantalla aparecen el fotógrafo independiente Sergio Kowaleski y su colega de Clarín, José ‘Pepe’ Mateos. Ambos registraron con sus cámaras la secuencia del asesinato de Santillán en la estación de trenes de Avellaneda, aunque recién se publicaron de manera completa 48 horas después de los acontecimientos. Kowaleski entregó sus fotos a la organización Correpi y ésta las llevó al diario Página/12 para demostrar que la versión oficial -según la cual esas muertes habían sido el resultado de un enfrentamiento entre grupos piqueteros antagónicos- era una infamia. El diario Clarín tenía una secuencia similar registrada por Mateos, que también publicó recién dos días después.

En esas imágenes se ve a la policía ingresando a la estación, a Santillán haciendo gestos de clemencia, y luego huyendo ante la inminencia de los tiros, a los policías apuntando, a Santillán herido mortalmente y, después, cómo era arrastrado por los uniformados mientras se iba desangrando. Los testimonios y las imágenes de Kowaleski y de Mateos resultaron determinantes en el juicio que condenó a cadena perpetua al ex comisario Alfredo Fanchiotti y al cabo Alejandro Acosta por las responsabilidades materiales de las muertes, así como también a otros seis policías por su encubrimiento.

En el documental, los relatos de distintos testigos recrean los hechos mientras las imágenes de archivo se vuelven cada vez más violentas: disparos, corridas y gases terminan de delinear un paisaje de caos. En el punto más dramático se ve a Fanchiotti arrastrando el cuerpo de Santillán hacia una camioneta policial. Lo mismo había hecho minutos antes, pero con el cuerpo de Kosteki. Tanto horror funde en otra declaración de Blanck:

-'En una manifestación el periodista es un curioso que mira. No alguien que toma parte'.

'Clarín tenía la secuencia completa de fotos la misma noche de la masacre. ¿Por qué las ocultó? Un medio de comunicación ¿puede reprimir a sus periodistas?”, se pregunta Escobar y asegura que son esos cuestionamientos los que impulsaron su documental.

Según revela La crisis causó 2 nuevas muertes José Mateos obtuvo la secuencia de fotos con su cámara digital. Luego las llevó hasta la redacción en donde el editor de fotografía, Diego Goldberg, las recibió junto a Cecilia Profético. Ambos seleccionaron cuáles se publicarían en la edición del día siguiente. Además, como no había ningún cronista de Clarín en el lugar de los hechos, Mateos tuvo la misión de relatar lo sucedido a los editores periodísticos. Así comienza a desnudarse cómo es la labor periodística en el diario con mayores recursos de la Argentina.

Obediencia debida

Tal como anticipaban en las jornadas previas los mismos medios, los funcionarios y los desocupados, se sabía que la movilización del día 26 no sería una más. Sin embargo, la prensa gráfica -excepto Página/12- no envió periodistas al Puente Pueyrredón. El gobierno - con el entonces jefe de Gabinete Alfredo Atanasoff como principal vocero- había subrayado que no iba a permitir el corte a los accesos a la Capital Federal y que haría todo lo que fuera necesario para evitarlo. En el delicado contexto político de aquellos días, tamaña afirmación equivalía casi a una declaración de guerra. Sin embargo, Virginia Messi -periodista de Clarín- admite en el documental que ella y sus compañeros fueron enviados al lugar cuando ya todo había terminado y sólo quedaban las manchas de sangre. ¿Una falta de reflejos periodístico en las redacciones? ¿Un renunciamiento explícito a cubrir acontecimientos políticamente relevantes? ¿El periodista es un curioso que mira, como afirma Blanck, o un mero reconstructor de los hechos a través del relato posterior de fuentes siempre
vinculadas al poder? La respuesta de Messi:
-A mi me mandan a hacer la nota, yo voy, la hago y ya está. Ahora, qué pasa con Clarín, cómo titulan y eso, yo no tengo nada que ver.

En el documental aparecen algunas contradicciones en los testimonios de los periodistas y sus editores: Messi señala que, al cierre de la edición de ese día, estaba claro que los que habían disparado eran policías. Mateos opina lo mismo. Es más, en una imagen televisiva que se proyectó

en el juicio contra Fanchiotti, se ve -y escucha- al ex fotógrafo de Clarín gritándole al entonces comisario que dejara de sacudir el cuerpo de Santillán: “Te estoy sacando fotos”, le advertía como forma de clamar algún gesto de piedad para con el piquetero herido mortalmente.
En los testimonios que aportaron a la película, los editores Goldberg y Blanck insisten en otra versión: alegan que en ese momento no podían saber lo que había pasado. Pero nada dicen de por qué ni siquiera los movilizó la pasión periodística por hallar la verdad, que yacía en sus propias fotografías. Había dos muertos y nadie buscó ni en el material fotográfico ni en ninguna otra parte alguna pista que desentrañase el enigma.

'Cometimos un error con este título. ¿Qué tengo que hacer? ¿Cortarme las venas?', pregunta Blanck mientras señala la tapa del diario del 27 de junio de 2002 que descansa sobre su escritorio. Cuatro años después de los hechos, por primera vez los lectores de Clarín son anoticiados de semejante error. Aunque por cierto la situación de Blanck y Golberg cambió desde entonces. Blanck ya no es editor de la sección Política Nacional: fue ascendido ocho meses después de titular aquella tapa a editor jefe. Bajo sus órdenes están ahora las secciones de Política y Economía. En una charla pública organizada por la secretaría de Cultura de la Nación, Blanck se pronunció sobre los desafíos del periodismo actual y señaló lo que consideraba una fortaleza de los medios gráficos:

-“Somos los únicos que tenemos en nuestro ADN la obligación de tamizar la información que se recibe por alguna cantidad de filtros, esto se llama praxis profesional. Tenemos cierta obligación de comprobar cuán de cierta es la información que vamos a difundir, tenemos la obligación de ponerla en cierto contexto”.

Goldberg, por su parte, dejó su puesto. Trabaja en forma independiente y acaba de recibir el Premio Nuevo Periodismo, de la Fundación que preside Gabriel García Márquez. En los fundamentos del jurado destaca que la serie de fotos presentadas por Goldberg al concurso “tiene un excelente trabajo de edición”.

El valor de la verdad

En el documental es Claudio Pandolfi, abogado de varios movimientos sociales, quién introduce la idea de que esta tapa no fue el simple resultado de un error: 'Fue una decisión no publicar la secuencia entera de fotos', acusa el abogado, que además de dar su testimonio aportó material a los realizadores del documental. Laura Vales, periodista de Página/12, es otra de las entrevistadas que apuntala esa afirmación. 'Llamaban a la redacción los voceros de (el entonces presidente Eduardo) Duhalde. No presionaban directamente, sino que decían su versión: que los piqueteros se habían matado entre ellos', explica.

La cobertura sobre la masacre que realizó Vales fue la única que aseguró que los policías dispararon contra los manifestantes, la única además que descartó de plano la posibilidad de que los piqueteros hubieran tirado (había habido 150 detenidos y a ninguno se le había secuestrado arma alguna), y además restó entidad a la conferencia de prensa en la que Fanchiotti explicaba que los manifestantes se habían matado entre ellos. Vales también fue la única que describió cómo había sido la participación de Santillán en la manifestación, simplemente porque se lo había cruzado minutos antes de la represión. Su crónica tenía un valor insuperable: había estado en el lugar de los hechos. “Ese día -se la escucha en el documental-, yo corrí con los manifestantes.”

Finvarb y Escobar egresaron de la Escuela de Cine de Avellaneda y de la Carrera de Comunicación de la UBA, respectivamente. Forman parte de un grupo de amigos que decidieron, por inquietudes personales, investigar y filmar la actuación de los medios de comunicación durante la Masacre de Avellaneda. Compraron una cámara y armaron Foco Producciones, pequeña productora independiente que por ahora suma sólo este documental, pero que promete más. Después de sus trabajos formales, se reunían todos los días desde las 18 hasta las 24 en una isla de edición para sumergirse en esta película reveladora que podrá verse todos los jueves de setiembre a las 19.30 y 21.30.

http://www.argenpress.info/nota.asp?num=034147